En condiciones de ralentización de la economía, los bancos centrales de Estados Unidos, la Unión Europea y Japón obligan a los inversores a invertir en proyectos cada vez más arriesgados con la esperanza de estimular la economía.
Durante la última crisis de 2008, el epicentro de los problemas financieros estuvo en la esfera de los préstamos hipotecarios tóxicos otorgados en Estados Unidos a prestatarios que no tuvieron la oportunidad de pagar estas deudas.
Ahora un problema similar se aplica prácticamente a toda la economía mundial, señala el informe del FMI.
La única diferencia es que los deudores sin posibilidad de pagar ya no son los estadounidenses pobres y desempleados, sino empresas —a veces muy grandes— con numerosos activos y empleados, pero sin beneficios y con una gran carga crediticia.
"Las vulnerabilidades del sector empresarial ya son elevadas en varias economías de importancia sistémica como resultado del aumento de la carga de la deuda y el debilitamiento de la capacidad de servicio de la deuda", advierte el FMI en el informe.
Los economistas del FMI han calculado los riesgos sobre la base de la hipótesis de que la desaceleración económica será "la mitad de grave" que la crisis financiera mundial de 2008.
"La deuda corporativa en riesgo de impago podría aumentar a 19 billones de dólares, o casi el 40% de la deuda total en las principales economías", alertó el organismo.
Los impagos corporativos, incluso en parte de este gigantesco iceberg de la deuda, se convertirán en un cementerio no solo para el crecimiento económico, sino también para la economía mundial o sus partes significativas, escribió Iván Danílov el su artículo para la versión rusa de Sputnik.
"Los gobiernos de los principales países del mundo tienen en sus manos una bomba de deuda, cuya detonación puede compararse con el default de EEUU", declaró.
En este contexto las posibilidades de que las empresas que han acumulado estas deudas, entre las cuales están Uber, Tesla, WeWork, empiecen a obtener suficientes beneficios para pagarlas "son microscópicas", recalcó Danílov.
Cada vez hay más analistas que llaman a los bancos centrales a dejar de financiar a las empresas improductivas. Los expertos advierten que los tipos de interés cero o negativos causarán un "tremendo daño" a la economía a largo plazo, y añaden que la adicción al dinero barato se ha convertido en un problema, porque los bancos centrales de todo el mundo fijan los tipos de interés cada vez más bajos.
De esta manera la herramienta de los bancos centrales de bajar las tasas de interés con el fin de estimular la economía deja a los sistemas financieros cada vez más vulnerables y podría tener un efecto negativo a largo plazo.
"El Fondo Monetario Internacional nos dio un espectáculo gótico de terror. La relajación cuantitativa [es decir, el apoyo a los mercados con dinero impreso], los tipos de interés cero y la represión financiera han empujado a los inversores de todo el mundo a asumir riesgos cada vez mayores. Hemos creado un monstruo", opinó Ambrose Evans-Pritchard.