Cuando en 1956 Miguel León-Portilla publicó su trabajo 'La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes' y, tres años después, 'Visión de los vencidos' en 1959, no se había dimensionado tal vez el impacto que estos trabajos tendrían en la percepción que el mundo occidental había alimentado de sus pueblos prehispánicos.
Como reconoció el mismo autor en múltiples textos posteriores, la clave fue aprender náhuatl, el idioma que los mexicas (pueblo de la etapa final antes de la llegada de los españoles que estuvo asentado en el Altiplano central mexicano desde 1325 donde hoy se encuentra Ciudad de México) expandieron hacia la zona sur del país.
Una filosofía al sol
"Usted no puede acercarse al pensamiento náhuatl si ignora la lengua en que está expresado", le dijo a León Portilla en 1952 quien terminaría por ser su maestro, Ángel María Garibay, un historiador y filólogo que además era sacerdote católico.
"Cuando leí los trabajos de Garibay (a los 26 años) quedé hondamente sorprendido. Palpitaban en sus poemas traducidos del náhuatl, ideas y cuestionamientos que me recordaban en ocasiones lo que habían expresado algunos presocráticos y también Platón, San Agustín, Miguel de Unamuno y asimismo, Henri Bergson", sobre quien el joven León-Portilla realizó su trabajo de tesis de filosofía, en la Universidad Loyola de Los Angeles, California, Estados Unidos.
En México, encontró la línea que lo destacaría entre sus contemporáneos y hasta el presente. Durante más de tres años, Miguel León Portilla aprendió náhuatl y en los textos que habían sobrevivido a la exterminación española, pudo encontrar "algunas preguntas parecidas a las que se han hecho en tiempos y lugares muy diferentes y que son considerados como filosóficos"
La Academia Mexicana de la Historia lamenta el deceso de nuestro académico emérito Don Miguel León-Portilla. Hito de la historiografía mexicana y un gran ser humano. pic.twitter.com/lm5uIP2n3g
— Academia Mexicana de la Historia (@acadmxhistoria) October 2, 2019
Encontró un pensamiento prehispánico en el que predominaban las metáforas, a partir de expresiones que se habían transmitido (y perdurado) "en forma de poesía y canto", escribió el historiador recordando sus orígenes.
"Con frecuencia, los antiguos sabios nahuas dejaban que su pensamiento se entonara al aire libre, en las fiestas al son de la música o en otras ceremonias cerca de los templos y las escuelas. Diríase que el filosofar de los nahuas se transmitía muchas veces a la luz del sol."
Un idioma vivo
El náhuatl es, actualmente, el idioma originario más extendido en la República mexicana. Tiene casi 1,5 millón de hablantes, distribuidos mayoritariamente en la zona centro del país: en Ciudad de México y los estados de Puebla, Veracruz, Hidalgo, Guerrero y San Luis Potosí.
Aunque no es el único en el país, es el principal entre los 10 idiomas prehispánicos más hablados en México actualmente entre los que destacan el maya, tzotzil, tzeltal, otomí, zapoteco, mazateco, mixteco, totonaca y chol, entre más de 60 idiomas que han sobrevivido al exterminio hispano.
Sin embargo, con la atención especial que éstas han tenido a partir de la declaración del 2019 como el año internacional de las lenguas indígenas, han surgido voces críticas del desenlace de este proceso colonial, como la de la lingüista mixe Yásnaya Aguilar, quien señala cómo el exterminio de las lenguas originarias no es natural, sino que se trata de un proceso promovido por el Estado mexicano, que en 200 años ha logrado reducir sus hablantes de un 65% de la población a apenas un 6,5% del total del país.