Los negacionistas del cambio climático, resumió el analista del Centro Latinoamericano de Ecología Social (CLAES), utilizan a la llamada Pequeña Edad de Hielo como uno de los argumentos para defender la hipótesis del origen natural de los cambios en el clima.
Esta etapa, que abarca desde 1350 a 1850, registró una disminución significativa de la temperatura media global respecto de los cinco siglos anteriores.
Hasta ahora las hipótesis la explicaban por una reducción de la actividad solar y un aumento de erupciones volcánicas que habrían provocado nubes de cenizas que limitaban la entrada de la radiación del sol.
Sin embargo, la investigación de Koch revelaría que "también la Pequeña Edad de Hielo fue resultado de la actividad humana. Y de una bastante más despiadada que la combustión de fósiles o la deforestación".
"La masacre de los pueblos indígenas americanos tuvo un impacto detectable tanto en el CO2 atmosférico como en las temperaturas globales dos siglos antes que se encendiera la primera bomba de vapor en las minas inglesas", escribió Honty en un artículo reciente titulado Cómo el genocidio indígena contribuyó al cambio climático.
El experto indicó que los científicos hicieron estimaciones previas sobre la cantidad de personas que vivían en la región, el tipo de cultivos y el uso que hacían de la tierra en los distintos territorios del continente, antes de la llegada de los españoles el 12 de octubre de 1492.
"Hicieron un análisis para toda la cultura maya, otro para la cultura inca, o que pasaba en la pampa argentina, en Uruguay, etcétera. En base al tipo de manejo que hacían del suelo y cómo lo tenían ocupado hacen una composición de cómo era el uso de la tierra en la región", detalló el entrevistado.
Esa revegetación absorbió 7,4 gigatoneladas de carbono y las eliminó de la atmósfera. Considerando los procesos de retroalimentación, los investigadores concluyen que esto contribuyó entre el 47% y el 67% de la disminución del CO2 atmosférico entre los años 1520 y 1610.
Honty destacó que los resultados de la investigación muestran que la Gran Muerte de los Pueblos Indígenas de las Américas, como denominan los autores al genocidio, "debe ser considerada una parte fundamental para una explicación completa de la disminución anómala en el CO2 atmosférico en ese momento y la disminución resultante en las temperaturas globales del aire en la superficie".