El dirigente de la Conaie, Jaime Vargas, hizo subir al estrado a los agentes policiales, siete hombres y una mujer, desarmados, y le entregó el micrófono a uno de ellos, quien se limitó a decir que cumplía órdenes y que no había lastimado ni maltratado a ningún civil, confirmó la corresponsal de Sputnik que se encontraba fuera del recinto.
Esto es lo que sucede dentro del Agora de la Casa de la Cultura a la espera de los ferétros con los cuerpos de nuestros compañeros caídos, los policías expresan que NO están secuestrados pic.twitter.com/uEQwnBsnl9
— CONAIE (@CONAIE_Ecuador) October 10, 2019
Además, 27 reporteros se encuentran dentro de la Casa de la Cultura sin poder salir a los que la Conaie les reclama que transmitan lo que sucede para romper el "bloqueo" que atribuyen a los grandes medios de comunicación nacionales.
Vargas invitó a los policías, a un militar y a reporteros a tomar el micrófono y explicar si estaban secuestrados o no.
Todos accedieron y dijeron encontrarse bien, seguros y no estar secuestrados.
El periodista de Ecuavisa, Alex Cevallos, tomó la palabra para decir que llegó a ese lugar a trabajar, que se mantiene para dar cobertura a todo lo que suceda y reiteró que no está secuestrado.
La Conaie organiza una misa campal, con un sacerdote católico y un pastor evangélico, para honrar a los indígenas fallecidos en la protesta.
La organización asegura que permanecerá movilizada y reunida en la Casa de la Cultura hasta obtener sus reclamos: el retiro del Fondo Monetario Internacional (FMI), la renuncia de los funcionarios a los que responsabiliza de la represión y la anulación de las medidas económicas adoptadas por el presidente Lenín Moreno.
Vargas anunció también la presencia en el lugar de funcionarios de la Defensoría del Pueblo.
Asimismo, el movimiento pidió al Gobierno que sus compañeros detenidos sean liberados y que se detenga la represión en el país, informó el diario el Comercio.
Tras el anuncio de las medidas, transportistas convocaron un paro general que levantaron luego de dos días en los que negociaron con el Gobierno subas a los servicios de transporte de cargas y pasajeros.
Pero las movilizaciones continuaron lideradas por otros sectores afectados.
Las protestas se intensificaron y derivaron en choques con las fuerzas de seguridad, lo que llevó a Moreno a decretar el estado de excepción.