"El objetivo de este ataque no fueron ni Saudi Aramco ni Arabia Saudí, sino la economía global y la comunidad mundial", dijo y agregó que los efectos negativos del ataque dañaron a todos.
Asimismo Nasser apuntó que la compañía en poco tiempo había logrado recuperar su capacidad de producción petrolera.
El 14 de septiembre, las refinerías de la empresa Saudi Aramco, en Abqaiq y Khurais, en el este de Arabia Saudí, fueron objeto de un ataque reivindicado por los rebeldes hutíes de Yemen.
El ataque redujo en 5,7 millones de barriles la producción diaria de Saudi Aramco, estimada en unos 9,8 millones de barriles, y provocó una subida del precio del petróleo sin precedentes desde la guerra del Golfo (1990-1991), pero más tarde los precios bajaron ante la noticia de que Arabia Saudí no tardaría mucho en recuperar el volumen.