Así definió la revista estadounidense Air & Space el avión diseñado en 1937 por iniciativa del ingeniero Wernher von Braun. Von Braun fue mayor de las SS entre 1943 y 1945. Después se trasladó a EEUU, donde curiosamente está considerado el padre del programa espacial estadounidense.
La concepción del Natter como avión de despegue y asalto verticales se ideó en 1937. Tras dos años, la propuesta de Von Braun se descartó de forma escueta por el Ministerio del Aire del Reich o Luftwaffe (RLM). Pero más tarde sus ideas se extendieron entre los líderes de la industria aérea de Alemania hasta que el director técnico de la empresa Fieseler Erich Bachem llegara a la conclusión de que el interceptor lanzado verticalmente era una idea avanzada.
A Himmler, en aquel entonces ministro del Interior de Alemania, le gustó la idea y encargó a la empresa de Bachem producir 150 bombarderos denominados culebras (Natter, en alemán). Al mismo tiempo, la Luftwaffe encargó 50 aviones a regañadientes, porque la palabra de Himmler era decisiva.
Al final, el Ba 349 Natter subió a los cielos solo una vez. Esta historia acabó en tragedia: la aeronave entró en barrena a los pocos minutos y su piloto de pruebas falleció.
En 1945, Alemania produjo 536 modelos, 18 de los cuales se perdieron en vano en los ensayos no tripulados. Los empleados de Fieseler eliminaron seis más para que las tropas aliadas no se hicieran con ellos. En mayo de 1945, los soldados estadounidenses capturaron cuatro modelos del Natter junto con documentación, misiles y piezas de recambio. Las Fuerzas Aéreas de EEUU entregaron en 1949 uno de los aviones interceptados a uno de los museos del Instituto Smithsonian, donde fue expuesto durante muchos años. Otro ejemplar del Natter pertenece al Deutsches Museum de Múnich.