Dos miradas
Mientras que para la memoria colectiva rusa la guerra era principalmente atacar y luchar contra el nazismo, para los polacos la guerra comienza con la doble agresión: la del oeste —Alemania— y la del este —la Unión Soviética—, destaca Oleg Nemenski, historiador e investigador del Instituto Ruso de Estudios Estratégicos. Y sigue así hasta hoy.
"Incluso décadas de influencia soviética no pudieron cambiar esta percepción de los hechos", resume.
Para Polonia, hay dos caras de esa guerra: la buena, representada por la propia Polonia, y la oscura: la Alemania nazi y la Unión Soviética. Como argumento principal a favor de que la URSS desempeñó un papel agresivo contra Polonia en 1939, la historiografía polaca cita las cláusulas secretas del pacto Ribbentrop-Molotov entre Hitler y Stalin, en las cuales Alemania y la Unión Soviética definían el reparto de Europa del Este. Se establecía así que Polonia quedaría como zona de influencia. El tratado permitía a las tropas soviéticas entrar en territorio polaco.
¿Tenía la Unión Soviética la posibilidad de elegir los medios para impedir un ataque de Alemania? El historiador polaco Bartosz Bekier señala que "las tropas soviéticas solo podían entrar en Checoslovaquia a través de territorio polaco". Así que Varsovia, a su vez, temía que la URSS se quedara en su territorio mucho tiempo después de invadirlo.
Reparto de Europa
Algunos historiadores intentan a menudo establecer paralelismos entre el Pacto Molotov-Ribbentrop y los Acuerdos de Múnich de septiembre de 1938 entre Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia. Establecían que Checoslovaquia cedería el área de los Sudetes a Alemania en el marco de aquella política de apaciguamiento. La propia Polonia, por iniciativa propia, participó en la disección de Checoslovaquia.
También hay otros dos tratados que rara vez se recuerdan: el pacto de no agresión germano-polaco de 1934 y el pacto de no agresión firmado en 1932 entre Polonia y la URSS. Ambos documentos valen poco, dice Bekier.
"La declaración entre Polonia y Alemania, a diferencia del Pacto Ribbentrop-Molotov, no contenía un anexo secreto sobre la división de las zonas de influencia en Europa (…) Es verdad que Berlín ofreció a los polacos Ucrania y Lituania. Polonia, sin embargo, los rechazó sistemáticamente, guiada por mantener la misma distancia en las relaciones con Alemania y con la URSS y creyendo en la fuerza de sus aliados occidentales".
¿Hubo posibilidades de evitar la guerra?
¿Por qué Polonia no se preocupó antes por crear una alianza política efectiva con la que posponer el comienzo de la guerra?, Bekier opina que la predilección de las élites polacas por Occidente jugó un factor clave.
"Ante un pequeño gesto benévolo de Gran Bretaña y Francia, todas las alternativas políticas posibles quedaron eclipsadas. La asociación con Londres era una alianza exótica para Polonia, según la definición de Stanislaw Mackiewicz —primer ministro de la República de Polonia en el exilio entre 1954 y 1955—".
"Esta falta de un enfoque racional y pragmático también es típica de la élite polaca moderna", agregó Bekier.