En la madrugada del 14 de septiembre, una serie de ataques con drones provocó incendios en dos refinerías de la compañía Saudi Aramco en los distritos de Abqaiq y Khurais, en el este de Arabia Saudí.
"Aunque el ataques con drones contra las principales instalaciones petrolíferas de Arabia Saudí es un crédito negativo y la disrupción de la producción es significativa, no esperamos que tenga un impacto a largo plazo en el perfil financiero de Saudi Aramco, dado su balance sólido y fuertes amortiguadores de liquidez", dijo el vicepresidente de Moody's Rehan Akbar.
Al mismo tiempo, este ataque puede tener un impacto a largo plazo en las cotizaciones del petróleo, sostienen los expertos.
Agregó que "un aumento de los precios del petróleo ayudará a los productores y perjudicará a las empresas de refinación en un futuro próximo, pero el impacto a largo plazo en las empresas energéticas dependerá de la duración del período de baja producción de Saudi Aramco".
La compañía Saudi Aramco reconoció que el incidente del 14 de septiembre redujo su producción diaria en unos 5,7 millones de barriles, casi a la mitad.
Mientras, el secretario de Estado de EEUU Mike Pompeo acusó a Irán de estar detrás de los ataques en Abqaiq y Khurais y otro centenar de ataques contra Arabia Saudí.
Irán rechazó en términos categóricos la acusación, al subrayar que EEUU busca destruir su reputación y allanar el camino para futuras sanciones.
Para el Ministerio de Exteriores iraní, EEUU recurre a la táctica del máximo engaño habiendo fracasado con su política de máxima presión.