"Son muchas cosas nuevas, novedosas; con más de 40 años (en la guerrilla) uno no conocía nada de esto; incluso desconocer cómo es que funciona el Estado realmente, de vivir en medio de todo ese burocratismo. Son elementos que a veces angustian", dijo a Sputnik quien fuera líder de las ahora disueltas FARC y uno de los jefes negociadores del acuerdo de paz firmado con el Gobierno.
Tras los acuerdos de paz que se firmaron a fines de 2016, el regreso a la vida civil supuso para Timochenko una experiencia única, en la que no faltan las satisfacciones, pero donde todavía la nostalgia tiene un peso importante.
Timochenko, líder del partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC) nacido tras la disolución de la guerrilla, aseguró que lo que más extraña es la naturaleza, una tranquilidad que no encuentra en su nueva vida en la ciudad, aunque esta le depare satisfacciones inesperadas.
"Añora uno sí la vida, la naturaleza, el convivir con los animales, el aire —aquí en Bogotá hay mucha contaminación—, y todo eso lo extraña uno; los ríos, las aguas cristalinas por las cuales uno se mantenía moviendo. Eso es algo de añoranza, pero también aquí hay cosas que le retribuyen a uno el día a día. Ahora tengo un hijo recién nacido, algo que no esperaba y que no estaba en mis planes. Y eso es un aliciente para seguir luchando con más hincapié por esa utopía", dijo.
A principios de julio, Timochenko anunció el nacimiento de su segundo hijo, Joan Rodrigo Londoño.
La amenaza de la muerte
Timochenko destacó que su transformación de guerrillero a líder político le permitió un contacto directo con los jóvenes, y dijo estar sorprendido por la llegada que tiene la FARC entre la juventud.
"Una de las grandes posibilidades que me ha dado este proceso es la de poder relacionarme muy directamente con la gente de abajo, del pueblo. He estado en distintos eventos con la juventud, con la audiencia que tenemos entre la juventud; yo mismo estoy impresionado. Todas esas cosas lo estimulan a uno y le dan fortaleza para afrontar las vicisitudes de esta vida dentro de una sociedad donde impera el neoliberalismo, donde las condiciones son muy complejas y difíciles", dijo.
El líder de FARC se refirió a los asesinatos de excombatientes y de líderes sociales desde la firma de los acuerdos de paz, pero aclaró que esos ataques no configuran una situación similar al exterminio de los integrantes de Unión Patriótica (UP) en la década de 1980.
"No estamos en la década del 80, ni del 90; estamos rumbo a llegar a 2020. Y una cosa que nadie puede desconocer es que la firma del acuerdo final generó un impacto político en la vida económica y social muy profundo en la historia de Colombia, que abrió una transición donde terminamos de cierta manera un largo ciclo de violencia generalizada, de conflictos armados, donde los indicadores de la violencia, las infracciones a los derechos humanos, mostraron un descenso hasta niveles que no tenían precedentes", dijo Timochenko.
"Cuando estábamos en la confrontación, las 24 horas uno estaba pendiente de que en cualquier momento lo podían matar, siempre manteniendo un plan de emergencia y siempre pendiente de los bombardeos, pendiente de los asaltos, de los ataques, los ametrallamientos. Ahora hay que estar pendiente también, hay que mantener la disciplina. Como decimos aquí: "no hay que dar papaya", porque hay sectores interesados en hacer fracasar esto y no podemos darles esa posibilidad", afirmó Timochenko.
La UP surgió como partido político de izquierda a mediados de los años 80 como resultado de diálogos de paz entre el Gobierno y las guerrillas de entonces, pero entre esos años y los 90 alrededor de cinco mil integrantes y militantes del colectivo fueron asesinados por grupos paramilitares en connivencia con agentes del Estado.
Miedo a la verdad
Timochenko consideró que la llegada de Iván Duque a la presidencia supuso una "desfortuna" para el proceso de paz, porque el mandatario es del partido derechista Centro Democrático, que "fue siempre enemigo de los acuerdos".
La guerrilla FARC firmó el acuerdo final de paz con el Gobierno en noviembre de 2016, tras lo cual sus integrantes dejaron las armas e iniciaron un proceso de reincorporación a la vida civil a mediados de 2017; varios de ellos optaron por la política y ocupan escaños en el Congreso.
El 29 de agosto, quien fuera el número dos de la guerrilla, Iván Márquez, anunció el regreso a la lucha armada "bajo el amparo del derecho universal que asiste a todos los pueblos del mundo de levantarse en armas contra la opresión".
Márquez desapareció a mediados de 2018 tras denunciar seguimientos de militares, y desde entonces se desconoce su paradero.
Desde la firma del acuerdo hasta el pasado mes de junio fueron asesinados al menos 135 excombatientes de la guerrilla, más de 20 en el primer semestre de este año.