A finales del primer semestre, todos los bancos centrales del mundo compraron 374 toneladas de oro, marcando un verdadero hito. Los mayores compradores del metal precioso fueron los bancos centrales de Polonia, Rusia, China y Turquía. De esta manera, protegen sus reservas de oro y divisas de los riesgos asociados con las acciones de los reguladores financieros de EEUU y la Unión Europea, así como de la incertidumbre geopolítica. Los expertos están seguros que el oro se convierte en "una garantía absoluta contra los riesgos legales y políticos".
¿Pero cuando los países se desprendieron del oro y cuáles fueron las razones?
"Dólar: nuestra moneda – vuestro problema"
El abandono del patrón oro comenzó en 1944. Hace 75 años, en la ciudad de Bretton Woods, en el estado norteamericano de New Hampshire, delegados de 44 países acordaron crear un sistema monetario mundial: el dólar estadounidense se convirtió en la principal moneda internacional. Su tasa fue fijada con las reservas de oro de Estados Unidos, que en ese momento eran casi el 70% de todas las reservas del mundo. El precio del metal "amarillo" se fijó en 35 dólares por onza troy. Los países miembros mantenían sus reservas principalmente en forma de oro o en dólares, y tenían el derecho de vender sus dólares a la Reserva Federal de Estados Unidos a cambio de oro al precio oficial.
El entonces ministro de Economía y Finanzas de Francia, Valéry Giscard d'Estaing, abiertamente llamaba el sistema de Bretton Woods "un privilegio exorbitante" para los estadounidenses. Los países europeos no estaban dispuestos a continuar pagando las emisiones incontroladas de EEUU. Durante su famoso discurso el 4 de febrero de 1965, el entonces presidente francés Charles de Gaulle dijo:
"Por qué habría de permitírsele a los países más ricos del mundo monopolizar los beneficios de la creación de reservas internacionales para la financiación de sus propios déficits? ¿Por qué habría que participar el Banco de Francia en la financiación de las políticas de los EEUU, políticas en las que Francia no tenía voz y con los cuales podía estar en completo desacuerdo?".
"El hecho de que muchos países, acepten como principio que los dólares son tan buenos como el oro, conduce a los estadounidenses a endeudarse de forma gratuita a expensas de otros países. Porque lo que EEUU debe, lo paga, al menos en parte, con un dinero que solo ellos pueden emitir. Ante las graves consecuencias que se podrían desencadenar en caso de una crisis, creemos que se deben tomar medidas a tiempo para evitarla. Consideramos necesario que el comercio internacional se establezca sobre un patrón monetario indiscutible, y que no lleve la marca de un país en particular. ¿Qué patrón? La verdad es que no se puede imaginar otro patrón que no sea el oro!".
La imposibilidad de EEUU de hacer frente a sus compromisos de convertibilidad monetaria, desató en 1968 una verdadera fiebre del oro. Y la empezó de Gaulle quien decidió exigir a EEUU cambiar el oro por los dólares acumuladas en el Banco de Francia, algo que garantizaba el acuerdo de Bretton Woods pese a sus desventajas. Fue inminente que otros bancos centrales del mundo empezaron a exigir lo mismo: devolver dólares a EEUU a cambio de oro. Pero EEUU no planeaba resistir.
Política deliberada de contención del oro
Expulsar el oro del mercado financiero y frenar la subida de los precios del oro con el tiempo se convertiría en el objetivo principal de EEUU. Lo comprueban las estenografías de la reunión entre el entonces Secretario de Estado de EEUU Henry Kissinger y sus asistentes, publicadas en el sitio web del Departamento de Estado de EEUU:
Secretario Kissinger: ¿Pero cómo planean hacerlo?
Mr. Enders: Hay otra propuesta, que el FMI comience a vender su oro al mercado mundial, y deberíamos tratar de negociar eso. Eso comenzaría la desmonetización del oro. [...] También podríamos hacerlo menos interesante para ellos si empezáramos a vender nuestro propio oro en el mercado, y esto les pondría presión".
Así EEUU empezó a desprenderse del metal precioso activamente, para que los socios europeos hicieran lo mismo. Se vendieron varios cientos de toneladas de las reservas de oro del Tesoro de EEUU. Después siguieron el FMI y los bancos centrales europeos. En cinco años en total los bancos vendieron 1,23 mil toneladas de metal. En los años 80, las ventas se detuvieron y se reanudaron sólo en los años 90. Así ya en diciembre del 2000, el precio de oro cayó a un mínimo histórico de 271 dólares. Al mismo tiempo, la posición del dólar estadounidense en el mundo alcanzó su nivel máximo.
El Fénix dorado
La situación cambió drásticamente después de la crisis del 2008, que fue acompañada no sólo de una recesión económica mundial, sino también por la quiebra de las instituciones financieras, que hasta hace poco parecían indestructibles.
En esas circunstancias, los bancos centrales tuvieron que pensar de nuevo sobre la diversificación de sus reservas y los activos seguros.
Según la opinión de algunos expertos, el aumento de la inversión en metales preciosos es una forma de diversificar la estructura de las reservas ante una creciente incertidumbre del comercio mundial y los mercados financieros. Hay algunos que consideran este enfoque como anacrónico. Sin embargo, es imposible no reconocer que en los últimos años, los bancos centrales aumentaron considerablemente sus inversiones en oro. Aparte de la incertidumbre económica y política, las sanciones de EEUU contra países como Turquía, cuando la lira turca cayó en un 20%, o contra China, que se enfrentó con las restricciones y aranceles sobre sus productos, hizo apostar no al dólar sino a otros activos más estables. Los analistas dicen que el oro puede ser considerado como un verdadero "activo antidólar".
"El oro no cambia su naturaleza: puede estar en lingotes, monedas; no tiene nacionalidad, existe desde hace mucho tiempo, y está aceptado por todo el mundo entero por su valor estable. Sin duda el valor de cualquier moneda se determina por conexiones directas o indirectas, reales o supuestas, con el oro", dijo De Gaulle. Y parece que tenía razón.