Así lo percibió el primer ministro, Hubert Minnis. "Bahamas está ahora mismo en guerra, atacada por el huracán", afirmó mientras las intensas lluvias y los vientos de casi 300 km por hora arrasaban todo a su paso.
El político afirmó que la prioridad es la búsqueda y rescate de víctimas, para acometer luego la recuperación de las áreas dañadas, a la par que instó a los pobladores a no salir a la intemperie, pues el meteoro se mantuvo estacionario, con vientos máximos sostenidos de 220 kilómetros por hora, antes de atravesar Grand Bahama y seguir rumbo norte en busca de las costas de Estados Unidos.
Dorian tocó tierra el 1 de septiembre como un huracán de categoría 5 en la escala Saffir-Simpson y el lunes 2 de septiembre se mantuvo casi inmóvil azotando las islas con vientos de hasta 240 kilómetros por hora.
En una conferencia de prensa trasmitida por Facebook Live, Minnis reconoció que la cifra de siete fallecidos podría aumentar ya que aún se llevan a cabo operaciones de búsqueda y rescate. "Tenemos siete personas muertas confirmadas. (Islas) Abaco está diezmada y hay que esperar más muertos", dijo.
Imágenes y vídeos compartidos en redes sociales han mostrado edificios destrozados, gran parte de la isla de Ábaco inundada y rescates de personas arrastradas por las aguas. El aeropuerto de Gran Bahama quedó completamente sumergido.
La situación es peor en lugares donde los equipos de la NEMA y otras instituciones y voluntarios dedicados al rescate no han podido acceder, como áticos de viviendas.
"Algunas personas están en condiciones más desesperadas que otros: estamos viendo niveles de agua sin precedentes", declaró el director general del Centro de Información de Bahamas, Kevin D. Harris.
Por otro lado, Bahamas depende principalmente del turismo, que representa el 60% de su economía. Aunque todavía no es posible estimar el daño, los especialistas coinciden en que alcanzará miles de millones.
"Esto [la reconstrucción] va a durar varios meses, va a exigir el apoyo de todos", aseveró Minnis.
Solidaridad con Bahamas
Varios países ya se han mostrado dispuestos a tender una mano. Empezando por Cuba, acostumbrada a sufrir fenómenos de este tipo y por tanto a mitigar sus consecuencias. El presidente Miguel Díaz-Canel no demoró en expresar su disposición a ayudar.
"Le expreso la disposición (de Cuba) a cooperar, dentro de nuestras posibilidades, en la mitigación de los daños", dijo en el mensaje enviado a Minnis, divulgado en la noche del 3 de septiembre.
Por su parte, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ofreció también su respaldo al Gobierno de Bahamas.
"Expreso mi solidaridad con el pueblo y el Gobierno de Bahamas, frente a las afectaciones causadas por el paso del huracán Dorian; instruí a la Vicepresidenta Delcy Rodríguez coordinar con las autoridades del hermano país caribeño para ofrecer todo nuestro apoyo y cooperación", publicó Maduro en la red social Twitter.
Expreso mi solidaridad con el pueblo y el gobierno de Bahamas, frente a las afectaciones causadas por el paso del huracán Dorian. Instruí a la Vicepresidenta @DrodriguezVEN coordinar con las autoridades del hermano país caribeño para ofrecer todo nuestro apoyo y cooperación.
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) September 2, 2019
Otros líderes de los países miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom) ratificaron el apoyo al pueblo y el Gobierno de Bahamas, entre ellos los primeros ministros Allen Chastanet, de Santa Lucía; Andrew Holness, de Jamaica, y los presidentes Jovenel Moïse, de Haití; y Daniel Ortega, de Nicaragua.
A su vez, la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea (UE) afirmaron estar listos para apoyar con sus servicios de emergencia al pueblo bahamés.
Pero desde ya Dorian ha entrado en los libros de récords por varios motivos: ha sido el huracán más fuerte en el Atlántico desde 1980, así como el más intenso en tiempos modernos en tocar tierra y el segundo con mayor fuerza de sus vientos desde que se tienen registros, con 297 km/h.