Algunas semanas atrás se viralizaron los mensajes difundidos por su jefe de Gabinete, Marcos Peña, en el que llamaba a los militantes del oficialismo a seguir en campaña y no bajar los brazos luego de una significativa derrota en las elecciones primarias. En ese contexto, días más tarde, se produjo una movilización espontánea en apoyo al presidente en el centro de Buenos Aires.
Sin embargo, las crisis financiera que sufre su gestión ha hecho que se terminaran por caer las últimas ilusiones de una continuidad, por lo menos del modelo económico, que ha sido la bandera de la gestión de Cambiemos desde su llegada al poder. Mientras se acercan las elecciones generales del 27 de octubre, el "Gobierno de la esperanza" parece haber perdido la fe.
"Ya nadie sueña con la reelección en el oficialismo, tal vez haya algunos dirigentes que conserven alguna esperanza pero no creo que sean mayoría ni que haya una verdadera estrategia en esa dirección", evaluó a Sputnik el analista político Julio Burdman, director de la consultora Observatorio Electoral.
"La única forma de que sea posible es que haya un derrumbe profundo del voto por Alberto Fernández [candidato del Frente de Todos, la oposición kirchnerista] por algún motivo extra político, es decir, debería suceder algo completamente anormal para que estemos en un escenario de estas características", agregó con escepticismo.
Ocurre que, desde que la sociedad decidió demostrarle con el voto su rechazo al modelo económico, Macri ha tenido que hacer frente a un empeoramiento en la credibilidad del país frente a los mercados y sus acreedores, además de impulsar medidas paliativas a la crisis para reducir el descontento de los ciudadanos.
Tres semanas después de las primarias, está en duda la continuidad del apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI) luego de que se anunciara un "reperfilamiento" de la deuda soberana; Argentina entró en un inédito default selectivo sobre sus letras y bonos de corto plazo en pesos; y se reinstaló el control de cambios para evitar la fuga de capitales, apodado de "cepo", un mecanismo intervencionista que había levantado en 2015 y que fuera la más resistida por esta administración.
"Lo que está tratando Macri es llegar a diciembre, en un marco de una relación con la oposición que está más o menos encaminada en una suerte de transición, aunque no demasiado formalizada", opinó Burdman.
El politólogo explicó que la idea de "tregua" entre candidatos es algo que forma parte de un equilibrio un tanto inestable entre dos posiciones complejas; esta situación los tomó por sorpresa y está claro que Alberto Fernández tiene que proteger su capital político.
"En un marco de posible emergencia mayor, no hay que descartar una posible entrega de mando anticipada, aunque es difícil de instrumentar y no están todos los actores de acuerdo, por lo que sería más factible en ese caso que se adelantaran las elecciones dos semanas, algo que no estaría reñido con el artículo 95 de la Constitución", concluyó.