"Si uno conoce la historia del país, si uno ha vivido la guerra, y a mí me tocó vivirla todita, no me sorprende", dijo Daza, quien en 2018 integró la fórmula presidencial del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común junto al exlíder guerrillero Rodrigo Londoño, alias Timochenko.
El 29 de agosto, quien fuera el número dos de la guerrilla, Iván Márquez, anunció el regreso a la lucha armada, "bajo el amparo del derecho universal que asiste a todos los pueblos del mundo de levantarse en armas contra la opresión".
Para Daza, la decisión de Márquez, Jesús Santrich, alias El Paisa y otros integrantes de la organización, responde a las dificultades en la implementación de los acuerdos de paz entre la guerrilla y el Gobierno, firmados en 2016 en la capital cubana.
"Eso es lo que muchos no quieren reconocer: la gente no toma esas decisiones radicales por delirio ni por locura; es porque las circunstancias los empujan a eso. Y quienes trabajamos por la paz lo que buscamos es precisamente que no se den las circunstancias tales que obliguen, empujen o entusiasmen a los guerreristas a volver a las armas", expresó la histórica dirigente del partido Unión Patriótica (UP).
"Conozco esa historia, por eso no me sorprende que un grupo de excombatientes tome esa vuelta hacia atrás", añadió.
Daza se exilió en Suecia en 1986, año en que fue elegida concejala por la UP, y no regresó a Colombia hasta 2015.
La UP surgió como partido político de izquierda a mediados de los años 80 como resultado de diálogos de paz entre el Gobierno y las guerrillas de entonces, pero entre esos años y los 90 alrededor de cinco mil integrantes y militantes del colectivo fueron asesinados por grupos paramilitares en connivencia con agentes del Estado.
Posición radical
Varios dirigentes del partido FARC manifestaron su rechazo al anuncio encabezado por Márquez, entre ellos el propio Rodrigo Londoño, quien fuera el último líder máximo de la guerrilla.
Daza, por su parte, aseguró que la agrupación política tiene "voluntad de paz", pero reconoció que existe preocupación en sus integrantes respecto a que se garantice el cumplimiento de los acuerdos logrados en La Habana.
"¿Cuál es la preocupación de quienes nos empeñamos en acompañar este proceso? Que sea tanto el acoso, tantas las dificultades, los problemas, que ellos no encuentren otra salida" que volver a las armas, explicó la integrante de la UP.
No obstante, se mostró confiada en que no se genere un efecto de desbande entre los guerrilleros desmovilizados.
En este sentido, la excandidata a la vicepresidencia de Colombia por el partido FARC criticó la política del actual Gobierno, presidido por Iván Duque, respecto a la implementación de los acuerdos de paz.
"El Gobierno actual, [es] de derecha, opuesto a la paz, opuesto al acuerdo, [que] se empeña en obstaculizar la implementación y no cumplir, en desconocer los compromisos que para el Estado colombiano significó ese acuerdo de paz", afirmó Daza.
La dirigente consideró que los disidentes tomaron una "posición radical", nacida de la falta de certezas jurídicas y ante la posibilidad de ser extraditados a EEUU, ya que en lugar de seguir en la clandestinidad, optaron por regresar a las armas.
Santrich fue detenido en abril de 2018 acusado de delitos de narcotráfico y sobre él pendía una solicitud de extradición de parte de la justicia de EEUU; pero fue liberado en junio de 2019 por orden de la Corte Suprema Justicia de su país en virtud de que el exguerrillero había sido elegido como diputado y contaba con fueros parlamentarios.
Márquez y Santrich resistieron dejar las armas
Daza recordó que tanto Márquez como Santrich, ambos participantes de las negociaciones de paz con el Gobierno, no estaban de acuerdo con dejar las armas hasta tanto el Gobierno cumpliera al menos parte del acuerdo.
"Ellos fueron críticos de aquella decisión, pero tuvieron que someterse a la voluntad de la mayoría. En esas condiciones para ellos no fue tan difícil tomar esa decisión radical, lamentable, terrible. Terrible para ellos y terrible para el proceso de paz; pero es así: la conjunción de ideas y de pensamiento y de decisiones que se toman en eso de la guerra", razonó la dirigente.
Daza reflexionó que "lo importante es que el proceso no se interrumpe".
Sin embargo, concedió que la vuelta a la lucha armada de este grupo "es un tropiezo muy serio, un revés; es un desafío y un reto político para el país".
"No es el fracaso del proceso de paz, pero sí una dificultad enorme" para continuar su implementación, dijo.
Cambio de nombre y expulsión
Luego del anuncio de Márquez, varios integrantes del partido FARC señalaron la posibilidad de que la agrupación política modifique su nombre, para desmarcarse de la decisión de quienes en el pasado fueron compañeros de armas.
"Creo que el nuevo partido se va a ver obligado a modificar su nombre o su sigla; resulta bien incómodo usar el mismo nombre", explicó Daza, quien confirmó a Sputnik que es un tema que han conversado los dirigentes de FARC desde la difusión del video de Iván Márquez.
Sobre la expulsión de los disidentes, solicitada el 29 de agosto por el Gobierno respecto a 14 exjefes del grupo, la dirigente dijo que es un "trámite burocrático" que lleva su tiempo; sin embargo aseguró que "no hay alternativa distinta a formalmente retirarlos del partido".
"Creo que ellos tampoco están interesados en seguir vinculados", agregó.
La guerrilla FARC firmó el acuerdo final de paz con el Gobierno en noviembre de 2016, tras lo cual sus integrantes dejaron las armas e iniciaron un proceso de reincorporación a la vida civil a mediados de 2017; varios de ellos optaron por la política y ocupan escaños en el Congreso.
Márquez desapareció a mediados de 2018 tras denunciar seguimientos de militares, y desde entonces se desconoce su paradero, mientras que Santrich abandonó el 30 de junio el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Tierra Grata, en el municipio de La Paz (Cesar, norte), en cercanías de Venezuela, mientras era investigado por la Corte Suprema de Justicia.
Desde la firma del acuerdo hasta el pasado mes de junio fueron asesinados 135 excombatientes de la guerrilla, más de 20 en el primer semestre de este año.