"El sector agrícola boliviano ha entrado en una situación de desastre por incapacidad para producir más con miras al mercado global, y por eso busca ampliar la frontera agrícola", dijo Crespo, director de la organización no gubernamental Productividad Biosfera Medio Ambiente (Probioma), que se dedica a investigación e innovación tecnológica en agroecología, biodiversidad y biotecnología.
Crespo sostuvo que la necesidad de nuevas tierras de producción estaría detrás de la alianza entre el Gobierno y los hacendados de los departamentos tropicales de Santa Cruz (este) y Beni (noreste), manifestada especialmente en un decreto supremo de julio pasado que amplió los permisos de "quemas controladas" de bosques.
Activistas ambientalistas y opositores señalan esas normas como detonantes de los incendios que en el último mes devoraron unas 800.000 hectáreas en el Bosque Chiquitano del sudeste boliviano, elevando a por lo menos 1,6 millones de hectáreas las quemas en todo el país en lo que va del año.
"Bolivia es el país más deforestador del mundo, per cápita", señaló Crespo.
El experto recordó que en este país de 1,1 millones de kilómetros cuadrados, con apenas 11,5 millones de habitantes, en la última década se registraron quemas de bosques por más de un millón de hectáreas anuales.
El chaqueo es el nombre local de la antigua práctica de incendiar un terreno a ser cultivado para mejorar su fertilidad.
"La agenda que los empresarios agrícolas han presentado al Gobierno de Evo Morales, y el Gobierno ha aceptado, no es una agenda nacional, es una agenda global dictada por transnacionales del agronegocio de semillas y agroquímicos", afirmó.
📎🎥 Aviones de Bolivia y Brasil se unen para luchar contra los incendios forestales en la Amazonía. 🇧🇴🇧🇷
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) August 25, 2019
👉🌐 https://t.co/6J9AUrdsDl
#⃣ #AmazoníaEnLlamas #AmazonasSOS #IncendiosForestales pic.twitter.com/Td5TP2M5kE
Según Crespo, formarían parte de esa agenda internacional los acuerdos entre el Gobierno y los empresarios para desarrollar las industrias de biocombustibles, como el etanol y el biodiésel, impulsar las exportaciones de soja y carne vacuna e introducir nuevas variedades de semillas modificadas.
Esa agenda incluye también la producción masiva de maíz, caña de azúcar y girasol con miras a la exportación.
Crespo señaló que Bolivia es uno de los 24 países en los que se permite el cultivo de semillas transgénicas y lamentó que la presencia de transnacionales del agronegocio, que data de fines del siglo pasado, se haya acelerado y consolidado durante el Gobierno de Morales.
Según Crespo, la agenda global del agronegocio impuesta en Bolivia ha dejado en "simple discurso" los anuncios gubernamentales de defensa de la soberanía y la seguridad alimentarias.
Gobierno y sociedad civil de Bolivia enfrentados sobre causas de incendios forestales 👇https://t.co/6Xam8oqcH6
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) August 23, 2019
La agricultura boliviana, cada vez más concentrada en la exportación, ha dejado de atender la demanda interna de muchos productos, incluso algunos originarios de la región andina como papa y otros tubérculos, según Crespo.
En 2017 y 2018, añadió, las importaciones bolivianas de alimentos subieron más de 700 millones de dólares anuales, casi una décima parte de las compras de este país en el extranjero.