En septiembre de 2018, los presidentes Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdogan firmaron en la ciudad rusa de Sochi un memorándum encaminado a solucionar la situación en Idlib, adonde se fueron trasladando los grupos derrotados en la lucha contra el Gobierno sirio que se negaron a deponer las armas.
El acuerdo establece una zona desmilitarizada de 15 a 20 kilómetros en la línea de separación entre la oposición armada y las tropas sirias, libre de terroristas, sin armamento pesado en manos de opositores, y controlada por las tropas turcas y la policía militar rusa.
"Se están cumpliendo, pero hay dificultades y problemas", dijo Shoigú, al comentar el cumplimiento de los acuerdos de septiembre.
Shoigú apuntó que en la parte sur de la zona desmilitarizada todavía continúan ataques y disparos.
El ministro mencionó que a la zona desmilitarizada en Idlib, desde otras zonas, que funcionaban en el sur y en el centro del país y cerca de la ciudad de Damasco, fueron trasladados "todos los grupos armados, lo que constituye casi 37.000 personas".
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto en el que las fuerzas gubernamentales se enfrentan a grupos armados de la oposición y a organizaciones terroristas.
En la gobernación de Idlib, desde 2015, se encuentran más de una docena de diferentes grupos armados, los mayores de ellos son la alianza de grupos rebeldes proturcos del Frente de Liberación Nacional y el grupo terrorista Frente al Nusra (proscrito en Rusia).
La solución del conflicto se busca en dos plataformas, la de Ginebra, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, y la de Astaná (en la capital kazaja, que a finales de marzo pasó a llamarse Nur-Sultán), copatrocinada por Rusia, Turquía e Irán.