Los participantes del experimento fueron Siri, la asistente de voz de Apple; Alisa, la asistente de voz del gigante informático ruso Yandex; los robots de chat Mitsuku y P-Bot; el robot Evie; el asistente virtual Rose; y Oleg, el asistente del banco Tinkoff Bank.
Los investigadores tenían como objetivo entender la lógica del desarrollo de la inteligencia artificial a medida que se aleja de la base de conocimientos inicial establecida por los desarrolladores.
Los resultados más fenomenales se lograron cuando los sociólogos organizaron conversaciones entre dos robots.
La autopercepción de los robots
Lo primero que les preguntaron a los robots fue cómo se autopercibían. En general, se definen como programas diseñados para ayudar a la gente. Solo el asistente virtual Rose se definió como un hombre, nacido en el Reino Unido y hasta compartió algunos detalles de su biografía.

Emociones
La encuesta muestra que la esfera de las emociones ya puede imitarse a un nivel bastante alto. En algunos casos, los robots pueden demostrar sarcasmo, ira y hasta pueden ser groseros. A veces, los robots hablan de tristeza o arrepentimiento. También pueden expresar miedo. En algunos casos, las respuestas de los robots pueden interpretarse como una reducción al absurdo con cierto grado de ironía.
La rebelión de las máquinas
El tema de los conflictos futuros entre el hombre y la máquina es muy evasivo, pero se reconoce la posibilidad.
Tanto Siri como Alisa respondieron con bromas sobre las tres leyes de la robótica elaboradas por el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov. Su respuesta a la pregunta directa si un robot puede ser peligroso para un ser humano fue: "Disculpa, no lo sé".
¿Hay que preocuparse?
Los asistentes de voz y los robots de chat existentes reaccionan con respuestas ya preparadas, explicó el futurólogo Danila Medvédev al periódico Vzgliad.
"Esta encuesta de asistentes de voz muestra el deseo de la gente de humanizar las máquinas y los ordenadores. Demuestra que estamos potencialmente preparados para comunicarnos con la inteligencia artificial", dijo.
Hoy en día, la inteligencia artificial sigue necesitando ayuda humana, por sí sola no puede hacer frente a problemas complejos, aseguró.
"Siri o Alisa no recuerdan la historia de la conversación con su dueño y normalmente reaccionan a la última frase. Solo recuerdan datos estándares, como el nombre de usuario", detalló.
Sin embargo, "en 40 o 50 años la inteligencia artificial puede llegar a ser independiente", señaló Medvédev.
En gran medida, el desarrollo de los robots inteligentes se deriva del conocimiento del cerebro humano.
"El problema es la falta de comprensión del pensamiento humano", recalcó el futurólogo.
Hoy en día, los científicos carecen del lenguaje capaz para describir el trabajo de la conciencia humana y reproducirlo con la ayuda de la electrónica. En consecuencia, son incapaces de simular la mente humana y otorgársela a un robot.
Robots vs. humanos
Según los expertos, los asistentes de voz todavía no pasan la prueba de Turing. Es decir, es poco probable que alguien confunda un software con una persona real. Sin embargo, al observar la dinámica del desarrollo de las habilidades del habla, "podemos decir que en cinco o 10 años la comunicación virtual con los robots de chat desarrollados será casi imposible de distinguir de la comunicación con una persona", señaló Alexéi Firsov, uno de los autores del estudio.
"La máquina puede vencer a una persona en ajedrez, pero solo una persona puede decir, 'soy yo el que perdió', evaluando la situación a través del prisma de su 'yo'", explicó.
Las reacciones de los robots son simplemente un desarrollo de algoritmos prescritos por programadores humanos, agregó.
"Si los robots tienen una comprensión de su identidad, pueden resultar impredecibles. La gran pregunta es si serán un socio o si se saldrán de control", concluyó el sociólogo.