Nacido políticamente del separatismo del norte italiano, representado en la Lega Nord (Liga Norte), Salvini eliminó el adjetivo geográfico a su formación para bajar hacia la arena política nacional y aliarse en un matrimonio contra natura con la izquierda populista del Movimento 5 Stelle (Movimiento 5 Estrellas).
Fue esa extraña coalición la que hace quince meses arrebató en las urnas el poder al centroizquierda, al Jefe de Gobierno Matteo Renzi, líder del Partido Democrático (PD), surgido de las cenizas del viejo Partido Comunista italiano, con incorporaciones de la Democracia Cristiana y pasado por una capa de pintura social liberal.
En este último año y medio, Salvini se ha comportado como el verdadero hombre fuerte de su país, ensombreciendo no solo a la figura del auténtico primer ministro, Giuseppe Conte (cercano al M5S), sino también a la del presidente del país, Sergio Matarella, un democristiano progresista.
Matteo Salvini, viceprimer ministro y ministro del Interior, ha sido durante los últimos meses, por encima de todos esos títulos, la imagen política de Italia. Aupado en su escalada al poder por la lucha contra la inmigración masiva y clandestina, se ha convertido en el enemigo de las ONG, a las que denuncia de hacer el juego de las mafias que trafican con seres humanos. Y en Italia, esa actitud, añadida a la recuperación de ciertas tradiciones y a la lucha contra los complejos causados por lo políticamente correcto, le ha valido tanto apoyo interno como desprecio e insultos en el exterior.
Hacer caer a su propio gobierno
Lanzando una moción de censura contra el propio jefe del gobierno que él mismo apoyó, Salvini espera hacerse con el poder que le conferirían unas nuevas elecciones, en las que obtendría un éxito como el que cosechó en las europeas de mayo, en las cuales sus socios del M5S se hundieron. Pero su ambición ha resucitado a la izquierda.
El PD, ahora dirigido, en teoría, por Nicola Zingaretti, pero reactivado gracias al empuje de Renzi, piensa incluso en aliarse con el M5S, no solo para bloquear las iniciativas de Salvini, sino para pensar en una futura coalición con los 'grillini', que no sería menos antinatural que la actual, pero que dejaría fuera de juego a Salvini.
Una alianza entre PD, M5S y algún pequeño partido de izquierda podría, según los fluctuantes y poco creíbles sondeos, desbancar a otro eventual teórico bloque formado por La Lega de Salvini, Forza Italia, de Berlusconi, y los considerados 'fascistas' de 'ratelli d'Italia'.
Del pasado "todos contra Berlusconi", erigido en bestia negra de la época del dinero fácil, la corrupción y la descomposición del sistema político surgido de la posguerra, pasamos ahora al "todos contra Salvini".
Renzi, autoerigido en líder de la oposición, explica así el paso a dar antes de una convocatoria electoral: "Un gobierno institucional y técnico, abierto a todos los partidos políticos, para salvar a Italia de una deriva extremista". Matteo Renzi se ve así siguiendo los pasos de Emmanuel Macron, su vecino al otro lado de los Alpes.
Todos contra Salvini
En el teórico 'Frente antiSalvini' por el momento los insultos no dejan presagiar un entendimiento. Grillo ha calificado a Renzi de "buitre". Di Magio asegura que nadie quiere sentarse en la misma mesa que Renzi.
Salvini sigue agitando el panorama político para hacerse con un poder que le libere de aliados incómodos. Pero la última palabra la tiene el presidente de la República que, a la espera de comicios y si la crisis se agudiza, podría encargar formar gobierno a otros aspirantes, dejando a Matteo Salvini fuera del poder.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK