La Secretaría de Estado de Seguridad Pública de Pará indicó en un comunicado que los cuatro reos fueron encontrados muertos dentro del camión con señales de ahogamiento.
La capacidad total de las celdas del camión era de 40 plazas, y se estaba transportando a 30 reclusos, detalló la Secretaría, destacando que el Gobierno de Pará no dispone de camiones con celdas individuales.
Las muertes ocurrieron la noche del 30 de julio, cuando el camión pasaba entre las localidades de Novo Repartimento y Marabá.
La Secretaría informó que los 26 presos supervivientes serán aislados y que se están estudiando las razones de este "hecho lamentable".
El traslado a Belém del grupo de 30 presos era una forma de evitar nuevos incidentes violentos en la cárcel de Altamira.
En un primer momento, el mismo 29 de julio, las autoridades encontraron 57 cadáveres: 16 presos fueron decapitados con armas artesanales y 41 murieron asfixiados por el humo que provocaron sus rivales calando fuego al pabellón, y el 30 de julio, otro cuerpo fue encontrado carbonizado en los escombros.
Tras las muertes, el Gobierno de Pará determinó el traslado inmediato de diez presos a cárceles federales (gestionadas por el Gobierno central y consideradas de máxima seguridad) y de otros 36 a cárceles del estado de Pará.