"Estamos elaborando el ciclo tecnológico de separación de componentes útiles del caparazón de la langosta, el proceso llevará de 3 a 4 años y alrededor de un año y medio necesitaremos para obtener las respectivas autorizaciones", dijo.
La quitina —presente en el caparazón de este insecto— ya se usa ampliamente en la producción de aditivos alimentarios, pero se extrae de hidrobiontes marinos, por ejemplo, de langostinos, refirió.
"El uso de componentes del caparazón de la langosta permite obtener un aditivo alimentario más activo que añade antioxidantes al alimento y gracias a eso prolonga el plazo de su aceptabilidad", explicó.
Entre las ventajas del método de usar el caparazón de la langosta como una materia prima, Ishevski mencionó la sencillez de su obtención.
Pero unos expertos advierten que por el uso de la quitina del caparazón de la langosta pueden surgir mutaciones y enfermedades desconocidas hasta ahora, porque cada albúmina tiene sus propiedades.
El médico dietólogo del Instituto de Nutrición de la Academia de Ciencias de Rusia, Oleg Leniov, dijo que las personas que habitan en diversas regiones del planeta tienen la composición de la sangre y los sistemas inmunológicos distintos, por lo cual no se puede orientar a las áreas donde la gente come caparazones de langostinos y de cangrejos.
No se puede evaluar de entrada las consecuencias del uso de nuevos aditivos, es necesario obtener resultados de las investigaciones que pueden llevar años, señaló.