De acuerdo con la investigadora, los insectos —como los gusanos de maguey, chapulines, escamoles, hormigas rojas, grillos o las larvas de las moscas— contienen entre un 50% y 80% de proteína, mientras que una porción de carne solo proporciona un 45%.
Jiménez Casas subrayó que este insólito alimento es muy benéfico para la salud, puesto que no contiene grasas 'trans' y no engorda. Hace más de una década, a la científica le diagnosticaron diabetes, tras lo cual comenzó a investigar si existe una dieta eficaz y balanceada sin azúcares. La científica llegó a la conclusión de que el consumo de insectos constituye una alternativa para una dieta balanceada tradicional. Además de esto, explicó que cualquier insecto puede ser convertido en una especie de harina mucho más saludable que la de trigo.
"La harina de trigo es sana, pero tiene muchos problemas para la gente por la intolerancia al gluten (…) Este tipo de problemas de salud no los tienen los insectos, puedes consumirlos, en cuestiones de carbohidratos no tienen y no tienen azúcares que es lo que afecta a los diabéticos, tampoco genera gluten", indicó.
La científica detalló que las aves que comen insectos suelen ser más sanas y tienen una carne más saludable, con menos grasa y más proteína.