El 18 de julio de 1994, a las 9.53 de la mañana, un estallido seguido de un temblor en la zona de influencia conmocionó desde Buenos Aires a toda la Argentina, la región y el mundo. Fue en la calle Pasteur al 654, sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en plena zona céntrica de la capital del país.
Hasta el día de hoy momento no hay condenas ni conclusión oficial sobre la autoría material del atentado, como así tampoco de las conexiones locales que primero lo hicieron posible y luego lo encubrieron.
Este 18 de julio las asociaciones que nuclean a los familiares de las 85 personas fallecidas, organizaciones judías y movimientos sociales en general se movilizarán para exigir, una vez más, verdad y justicia.
"Todos los días me despierto pensando qué podemos hacer en principio para que la causa AMIA no muera, y después qué podemos hacer para llegar a la verdad", contó Dejtiar.
"Soy una mujer grande, siento que me queda poco tiempo de vida útil para seguir luchando y no voy a saber la verdad… Quiero llegar al fin de mi vida con un poco de paz y también para sentir que mi hijo descansa en paz".
La vocera de la Asociación 18J se refirió a la falta de voluntad política y a las tramas judiciales que impiden identificar a los autores materiales e intelectuales de la barbarie.
"La Justicia argentina es un desastre. Es muy doloroso haber podido presenciar los dos juicios que se han llevado a cabo en estos 25 años (...) cada vez que se abre un juicio se abre la esperanza, pero después viene el desazón y el dolor cuando vemos que la Justicia no hace nada", indicó Dejtiar.
Durante el tiempo transcurrido hubo alternancia de gobiernos de distinto signo, pero sin embargo "la impunidad se ha mantenido".
"No ha habido intención política de que se investigue la verdad. Desde Menem, en cuyo gobierno fue el atentado, hasta Macri en este momento nadie ha tenido la intención de que se haga justicia. Siempre se han puesto palos en la rueda", manifestó.