Una joven de 15 años en el Níger no es una adolescente. A nivel demográfico representa para su país, lo mismo que una de 42 años en España: una adulta con más experiencia que la mayoría de sus compatriotas.
La diferencia abismal pone de relieve las desigualdades económicas y sociales que existen entre África Subsahariana y Europa: unos sufren las consecuencias de tener mucha juventud y pocos recursos y oportunidades para desarrollar un proyecto de vida que garantice una educación y empleo. Los otros viven la incertidumbre de no tener suficientes trabajadores para asumir el coste de las pensiones de las que gozan los más envejecidos.
Los países africanos que están al sur del desierto del Sahara reúnen una población de 1.200 millones de personas, y el 62% de ellas son menores de 25 años, según datos del Banco Mundial de 2017. El problema reside en el hecho que nueve de cada 10 jóvenes viven en situación de pobreza o extrema pobreza.
Entre tanto, en la región latinoamericana, en Cuba, EEUU, Puerto Rico y Uruguay un 15% de la población es mayor a 65 años. Ese mismo segmento de la población en Argentina y Chile llega al 11%.
Según las cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) publicadas en junio de 2019, en 1950 el 5,6% de la población latinoamericana tenía más de 60 años; en 2015 el porcentaje llegó a ser de 11,3%.
Las proyecciones realizadas por la Cepal estiman que en 2050 el 24,9% de la población tendrá más de 60 años; y en 2100 la cifra llegará al 37,4%.
Si se observa cómo ha evolucionado la edad media de la población, pasó de ser de 19,7 años en 1950 a 29,1 en 2015.
En 2050 el promedio de edad de la población será de 40,8 años, y 50 años más tarde, de 49,3 años.
Según los datos comparativos publicados por la Cepal, en América Latina el índice por envejecimiento en 1950 era de 13,7; en los extremos estaba Uruguay y Venezuela, el país suramericano con un índice de 42,3 puntos, y el caribeño con 8,3.
Sin embargo, en 2015 el índice de envejecimiento regional era de 43,9; pero en los extremos se encontraban otros países: Cuba, con 116,5 puntos, y Guatemala, con 18,4. Además de aumentar los índices, aumentó la brecha entre uno y otro.
Las proyecciones para 2050 de la Cepal indican que el índice será de 145,5 en Latinoamérica; y el país que más envejecerá será Cuba, con un índice de 294, y el que menos, Haití con 64,7 puntos.
Cincuenta años después (2100), el índice de envejecimiento de América Latina será de 271, y Cuba seguirá siendo el país que más personas viejas tendrá; su índice será de 337,2, y el país con menos también será Haití, con 175,7.
Según Naciones Unidas, el envejecimiento de la población está destinado a convertirse en una de las transformaciones sociales más importantes del siglo XXI, con implicaciones para casi todos los sectores de la sociedad, incluidos los mercados laborales y financieros, la demanda de bienes y servicios, como la vivienda, el transporte y la protección social, así como las estructuras familiares y los lazos intergeneracionales.