En particular, el proyecto conjunto de China y Japón, el llamado Tibet ASgamma, detectó rayos gamma, cuya energía variaba entre 100 teraelectronvoltios y 450 teraelectronvoltios (TeV) y procedía de la nebulosa del Cangrejo.
Previamente los rayos gamma más potentes, de unos 75 teraelectronvoltios, habían sido observados por el telescopio HEGRA Cherenkov.
Los investigadores que participan en el experimento creen que los rayos gamma detectados por Tibet ASgamma se produjeron debido a una interacción de electrones de alta energía y radiación de fondo de microondas, considerada un remanente del Big Bang.
El experimento ASgamma se ha realizado en Tibet desde 1990 a la altitud de 4.300 metros sobre el nivel del mar. En el 2014 los científicos chinos y japoneses agregaron nuevos detectores de tipo Cherenkov. Estos detectores son capaces de suprimir un 99,92% de ruido de fondo.
Como resultado, los científicos lograron detectar 24 rayos gamma con energía superior a los 100 TeV procedentes de la nebulosa del Cangrejo. Esta nebulosa, que se sitúa en la constelación de Tauro, es remanente de una supernova.
Este trabajo pionero abre una nueva ventana para la exploración del universo extremo, informa el portal Phys.org. La detección de rayos gamma con energía superior a 100 TeV es clave para poder comprender el origen de los rayos espaciales de energía ultra alta que ha sido un misterio desde 1912, año en el que se descubrieron los primeros rayos espaciales.
Con ayuda de las observaciones futuras los científicos chinos y japoneses esperan identificar el origen de los rayos cósmicos en nuestra galaxia llamados pevatrons y que producen la energía estimada en petaelectronvoltios.