Un punto saliente del informe preliminar es la conclusión de que no hubo ninguna responsabilidad de los tripulantes del submarino ni fallas técnicas preexistentes en la nave que tuvieran relación directa con el siniestro. Aunque se constata que el buque "no estaba en perfectas condiciones", los responsables del accidente son los altos mandos de la Armada, escribe el medio argentino Infobae.
También se discute el papel del almirante Marcelo Srur, entonces jefe de la Armada. Algunas de sus decisiones y conductas son calificadas de "inaceptables".
Por un lado, Srur sostuvo que si él hubiera sabido el estado del ARA San Juan, no lo hubiera dejado zarpar. O sea que él, como jefe de la Armada, no conocía el estado de las naves. Por otro lado, cuando le avisaron sobre la falta de comunicación con el San Juan, el almirante estaba comiendo un postre en Uruguay tras haber recibido una condecoración.
Los principales señalamientos recaen sobre la plana mayor del Comando de la Fuerza de Submarinos (COFS), por entonces a cargo del capitán de navío Claudio Villamide, o sea el jefe directo del comandante del ARA San Juan.
En el informe se deja en claro que el COFS, a cargo de Villamide, "manejó de manera ineficiente la situación crítica de su unidad dependiente, de la cual tomara conocimiento por la comunicación satelital recibida en Mar del Plata el día 14 de noviembre a las 23:42". Entre los puntos clave, denuncia el intento de disimular la gravedad de un incendio eléctrico que se produjo en el submarino y la decisión desacertada de permitir la inmersión del submarino.
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Asimismo el informe destaca la intención de López Mazzeo y Villamide de deslindar sus propias responsabilidades mientras hacían declaraciones, en vez de ayudar a los investigadores a determinar lo sucedido.
El San Juan, uno de los tres submarinos con los que contaba la Armada, desapareció con 44 tripulantes a bordo en el 15 de noviembre de 2017 y fue descubierto exactamente un año después, cuando la compañía estadounidense estaba por abandonar la búsqueda.