Hay tres o cuatro coches esperando para llenar sus depósitos. Alguno ha perdido la paciencia y está tocando el claxon. Son las cinco de la tarde, la hora de salir de trabajo y de mayor flujo de vehículos.
"Esto es cola", dice el bombero. En Caracas hay pocas estaciones de servicio, muchas no abren todos los días y solo una, o como mucho dos, suelen estar abiertas las 24 horas. La "hora pico" —intervalo de mayor flujo de vehículos— para surtirse de combustible es precisamente la media tarde, cuando cierran las oficinas y termina el horario laboral en una capital muy poco nocturna.
Surtirse antes de que caiga la noche es una necesidad psicológica en un país que se ha acostumbrado a vivir precavido y en guerra no convencional: "Nunca sabes lo que puede pasar mañana en Venezuela" es un mantra que no solo se escucha en las colas de la gasolinera.
La noticia "No hay gasolina en Venezuela" es un recurrente de la mediática internacional en diferentes momentos del flujo informativo. Los titulares van acompañados de fotografías o videos de Twitter donde se aprecian largas colas de vehículos esperando para poder llenar sus depósitos.
La estampa tiene sus imágenes más impactantes sobre todo en los Estados fronterizos entre Venezuela y Colombia: Táchira, Mérida o Zulia. La noticia es perfecta para alimentar la maquinaria de la crisis humanitaria. No importa lo que sea que no haya o el porqué: la gasolina también vale como arma de destrucción masiva o alimento para la matriz internacional de los mass media.
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Pero para entender por qué ha habido una disminución del suministro de gasolina en el país con las mayores reservas de petróleo certificadas del mundo hay que entender el proceso geopolítico por el que está atravesando el país caribeño desde hace casi dos años, cuando Donald Trump impuso sus primeras sanciones económicas a Venezuela.
Era agosto de 2017 y comenzaban los juegos del hambre, o una nueva arremetida contra un Gobierno incómodo para los intereses de Washington y con demasiadas riquezas en su subsuelo.
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El bloqueo financiero y las medidas coercitivas unilaterales impuestas por EEUU a Venezuela han escalado a niveles desconocidos durante este 2019, con acciones específicas contra la industria petrolera venezolana a través de PDVSA, su empresa estatal, responsable del ingreso del 98% de las divisas que entran al país.
Pero son varios y multicausales los factores que han provocado el desabastecimiento parcial de combustible en algunas zonas de Venezuela, especialmente en el sur (zona fronteriza) y en buena parte del occidente del país.
"El primero son los aditivos y componentes indispensables para hacer combustible en Venezuela", explica Franco Vielma, analista experto en asuntos petroleros del portal web de investigación Misión Verdad.
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"Son componentes importados desde el año 2006, cuando se sustituye el plomo por biodiésel o etanol para la gasolina Premium 95. Es la que está escaseando más y es la que consume la mayor parte del parque automotor venezolano", asegura en conversación con Sputnik.
Con los aditivos se equilibra el tipo de combustible y sus componentes, y como son importados, debido a las sanciones y a la imposibilidad para realizar los pagos en el extranjero, han dejado de llegar a Venezuela. Pasa lo mismo con los diluyentes, que son los encargados de transformar el crudo extrapesado que se produce en Venezuela para facilitar su exportación.
Según escribe el propio Vielma en uno de sus artículos sobre el tema, "diversas empresas han cedido a las presiones estadounidenses para no despachar diluyentes al país. El caso más conocido es el del último proveedor, la empresa India Reliance Industries".
Otro de los motivos que explican las dificultades con el suministro lo aclara el profesor del Centro de Estudios de Ciencia y Energía de Políticas Públicas Energéticas de la Universidad Bolivariana de Venezuela, David Paravisini. Se trata de la situación de las refinerías encargadas de producir el combustible.
"Venezuela tiene cuatro refinerías que producen gasolina: el complejo de Paraguaná, Puerto La Cruz, El Palito y Bajo Grande. En este momento, la refinería de El Palito y la de Puerto La Cruz no están operando", comenta el experto.
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"En el caso de Puerto La Cruz porque está habiendo un cambio de patrón en la refinación del crudo mediano y liviano a pesado; y en el caso de El Palito está parada por una decisión gerencial. No está produciendo gasolina pero sí aditivos para Paraguaná", comenta el experto.
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El complejo de Paraguaná, ubicado en el Occidente del país, en el Estado Falcón, tiene una capacidad nominal para producir 800.000 barriles diarios pero solo está produciendo 155.000, y con ellos está abasteciendo a todo el país con gasolina de bajo octanaje, es decir, gasolina 91, de peor calidad, aunque según este experto, la mayoría de la flota de vehículos en Venezuela está capacitada para funcionar con este tipo de combustible.
El estado de deterioro de las refinerías es otro de los motivos que influye en la falta de gasolina debido a que la producción de barriles está muy por debajo de su capacidad.
"Se necesitan dólares para reparar equipos, arreglar pozos y restaurar tecnología. Esos dólares no entran en Venezuela por el bloqueo así que los trabajadores están organizándose para sustituir los repuestos internacionales y la ingeniería extranjera por ingeniera nacional” asegura Paravisini. Inventiva en positivo, producción nacional en tiempos de crisis y asedio.
Sin embargo, el experto deja claro que para abastecer a Venezuela, solo al consumo interno, el país está respondiendo y se está produciendo lo suficiente (eso sí, gasolina 91). El problema es la falta de producción para la exportación, una exportación que, siguiendo con el círculo vicioso de atrocidades, también se está viendo dificultada por las mismas medidas coercitivas impuestas unilateralmente por EEUU debido al embargo petrolero de facto que existe en el país desde hace cinco meses.
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Un tercer factor, no menos importante, que explican ambos analistas, y que están provocando las fallas en el suministro y la distribución son las sanciones a las empresas de cabotaje encargadas de trasladar el crudo por el interior del país tanto por tierra como por mar desde el puerto de Paraguaná.
"Las empresas especializadas en trasladar el combustible de un punto a otro del país no están prestando un servicio normal como lo hacían antes por las sanciones. Son empresas que temen represalias por parte del gobierno de EEUU y están dejando de prestar servicio a Venezuela", asegura el investigador Franco Vielma. El Gobierno anunció nuevos contratos con empresas turcas para tratar de paliar esta situación que está solventándose a duras penas.
Pero la pregunta del millón es por qué los efectos de la falta de combustible se notan mucho más en determinadas zonas del país como son los mencionados estados fronterizos y en otras partes, como por ejemplo Caracas, apenas se ven afectados los usuarios.
En este apartado entra en juego uno de los factores estrella que explica las largas colas de gasolina que los medios de comunicación internacionales suelen mostrar en sus portadas de prensa. El contrabando de extracción de gasolina hacia Colombia. Se trata, probablemente, de uno de los mayores negocios de las mafias de la frontera entre ambos países donde se ubican los estados de las fotos para la prensa.
Venezuela es el país del mundo con la gasolina más barata. Es prácticamente regalada. Con un dólar se puede comprar casi tres millones de litros de gasolina 91, suficiente para recorrer el planeta unas 2.500 veces según Vielma.
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El propio presidente Nicolás Maduro ha denunciado esta situación y ha dado cifras al respecto. Según él, Venezuela ha perdido en los dos últimos años unos 6.000 millones de dólares por el contrabando de extracción de combustible hacia Colombia.
La mayor parte de este combustible, además, es utilizado por las bandas criminales para la producción de cocaína según el último informe de InsightCrime: “Gran parte del combustible que entra de contrabando, por rutas controladas por los grupos ilegales, es destinado al procesamiento de pasta base de coca, haciendo innecesaria la compra de grandes cantidades de gasolina colombiana, cuyo precio es más alto”.
En cifras, para la fabricación de una panela de cocaína se necesitan 76 litros de gasolina. El negocio es millonario.
Por último, lo que explica que Caracas parezca una "burbuja" respecto a las zonas más sensibles afectadas por la falta de combustible son las propias infraestructuras disponibles para la distribución.
"No solamente se trata de una asignación preferencial a Caracas y otras ciudades cercanas", asegura el analista de Misión Verdad. "Tiene que ver con la adecuación de las instalaciones. En esa zona hay autopistas, por ejemplo, y la cercanía geográfica respecto a la refinería de Planta Yagua, en el Estado Carabobo, que es la principal planta de llenado de camiones cisterna del país, es fundamental", concluye.
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El bombero de la gasolinera de Caracas con tres o cuatro coches haciendo cola a las cinco de la tarde lleva un uniforme rojo que es el color de PDVSA y de la Revolución Bolivariana. Surte gasolina 91, "es la que suele haber últimamente", y recoge billetes simbólicos por las ventanillas de los conductores apurados.
Su propina dobla o triplica el precio del litro que vende en tiempo de oro negro. Está a punto de terminar un día más en la ciudad de las múltiples explicaciones para sus usos y abusos cotidianos.