"El proyecto Hidrovía Amazónica comprende la habilitación de 2.500 kilómetros de ríos en la selva para hacerlos navegables, y su ejecución preocupa porque es el primero de su tipo que se realiza en Perú, el primero en el que se va a realizar un dragado de los ríos sin tener claro el impacto ambiental que podría ocasionar esto", denunció Cueto, abogada de profesión.
La Hidrovía Amazónica busca habilitar los ríos Huallaga, Marañón, Amazonas y Ucayali, localizados en el departamento de Loreto (norte), para que sea posible que embarcaciones de gran tamaño naveguen por ellos en una zona geográfica en la que la construcción de carreteras es especialmente difícil.
Dentro de los impactos más preocupantes incluye la realización 13 "malos pasos", dijo la presidenta del DAR.
"Malos pasos" es como se denomina a las zonas de los ríos en los que se va a realizar el dragado de los fondos fluviales, es decir remover tierra de los fondos para lograr que a las naves con transporte de mercancías o personas les sea posible transitar sin riesgo de que encallen.
Sin embargo, la preocupación mayor, relata Cueto, es que no existe legislación que lo contemple.
"Preocupa mucho que el primer proyecto de una hidrovía se dé sin que exista un marco normativo que dé seguridad a los ciudadanos de que no se van a afectar sus derechos. No existen normas específicas para la protección ambiental en caso de hidrovías, todo el marco es para carreteras. Quedan pendientes reglamentos para el tema de la fiscalización ambiental, entre otras cosas", indica la abogada.
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Cueto señala que debido a lo inédito del proyecto, pueden ocurrir dos cosas: que no se pueda prever el impacto en los ríos y las especies que habitan en él; y que, sin un marco normativo, la Hidrovía Amazónica pueda sentar precedentes legales negativos para futuros proyectos de la misma naturaleza.
"Esa zona de Loreto está identificada como poseedora de pasivos ambientales del sector hidrocarburos. Eso compromete dos temas que nos preocupan grandemente: el impacto alimentario en los pueblos indígenas (los peces son uno de los principales componentes en su dieta), y el impacto ambiental (relacionado con los hidrocarburos)", indica la presidente de DAR.
Cueto agrega que sin aún tener claro la cantidad de dragado que se va a necesitar hacer, el panorama merece por lo menos una vigilancia estricta.
Sin embargo, como el proyecto aún no entra en etapa de ejecución, DAR y las organizaciones indígenas de la Amazonía aún no han tenido ninguna iniciativa judicial para frenar posibles efectos negativos.