"Es un asunto interno de China y no vamos a intervenir", dijo Peskov al responder a la pregunta de cómo el Kremlin evalúa la situación en Hong Kong.
El 12 de junio, una protesta multitudinaria derivó en enfrentamientos con las fuerzas del orden que usaron gases lacrimógenos y pimienta, porras y balas de goma para disolver a los manifestantes. Decenas de personas fueron hospitalizadas y al menos 11, detenidas por su participación en disturbios públicos.
El sábado 15, la jefa del Ejecutivo, Carrie Lam, suspendió el controvertido proyecto de ley, pero se negó a revocar por completo las enmiendas correspondientes, o a pedir disculpas por los conflictos que provocó la campaña gubernamental a favor de la normativa.
Sin embargo, el domingo pasado unos dos millones de personas volvieron a tomar las calles para protestar contra la polémica ley y al mismo tiempo exigir la dimisión Lam, que esta vez accedió a presentar disculpas de su Gabinete por la situación.
Los que se oponen a los cambios temen que eso permitirá extraditar a la China continental no solo a los funcionarios corruptos fugitivos sino también a quienes expresan desacuerdo con la política oficial del Pekín.