De acuerdo con el reporte, el presidente Donald Trump y el Comisionado del Béisbol, Rob Manfred, se reunieron el 10 de junio para discutir el acuerdo que permitiría una vía legal y ordenada para que los peloteros cubanos pudieran jugar en los EEUU.
The Trump administration is resuming talks with MLB owners to again allow Cuban players to join MLB teams without defecting — but only if the league puts pressure on Cuba to cut ties with Venezuela. https://t.co/M0In3ry1gA
— NPR Politics (@nprpolitics) June 12, 2019
Trump habría alentado la posibilidad de revisar su decisión, pero dejó en claro que todo depende de que las Ligas Mayores de Béisbol (MLB, por sus siglas en inglés) le pidan a Cuba que reduzca sus vínculos con Caracas.
No obstante, "la administración continuará manteniendo a Cuba como responsable directo en el tráfico de sus ciudadanos desde la isla", según dijo al medio estadounidense una fuente oficial de la Casa Blanca.
"La administración seguirá buscando maneras productivas de trabajar con la MLB para ayudar al pueblo de Venezuela, un país con una rica historia en la MLB, pero que ha sido desestabilizado por la interferencia de Cuba", indicó la fuente anónima.
De igual forma, es casi imposible que el Gobierno cubano disminuya sus relaciones con el de Nicolás Maduro, algo que ha reiterado en múltiples ocasiones el propio canciller de la mayor de las Antillas.
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"La solidaridad de Cuba con Venezuela es cuestión de principios, es la convicción de nuestro pueblo, y la decisión política de nuestro gobierno, y enfrentaremos enérgicamente cualquier intento de chantaje", recordó en abril el canciller cubano, Bruno Rodríguez.
Tras los acuerdos firmados en 2018, parecía que los peloteros cubanos iban a poder viajar a equipos estadounidenses pero en abril Trump declaró ilegal el convenio y señaló a la Federación Cubana de Béisbol (FCB) como una extensión del Gobierno cubano.
La firma de abogados Ballard Partners, registrada por la MLB como negociadora para los "temas relacionados con el tráfico humano" se escuda en una regulación de la administración Obama que reconoce a la FCB como una entidad independiente en Cuba.
