Hoy en día, los expertos serbios están convencidos de que es en vano porque el país tiene el sector industrial destruido, las cadenas económicas rotas, los puestos de trabajo perdidos, la migración laboral masiva de los jóvenes, la existencia a expensas de las inversiones extranjeras, la importación desaforada, años de crecimiento negativo del PIB y sueños poco realistas de volver al nivel de desarrollo económico de los años 80.
La economía serbia comenzó a desintegrarse en la década de 1990, junto con guerras y sanciones, y los bombardeos de 1999 acabaron con ella. La reconstrucción será larga y difícil, ya que la industria en la que se basaba la economía serbia ha sido destruida.
Bozo Draskovic, profesor de la Facultad de Ecología Aplicada de la Universidad de Belgrado, opina, que entre otras cosas la industria serbia fue destruida para garantizar el mercado a la mercancía de los países que participaron en los bombardeos y hacer que Serbia dependa de ellos.
"Esta destrucción pretende tener un efecto a largo plazo, no solo a plazo inmediato. Hay bombardeos directos y también hay 'efectos secundarios' tales como la ruptura de las cadenas económicas y la limitación del desarrollo", destaca.
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Se realizaron los ataques sobre objetos de importancia económica, objetos industriales, infraestructurales y energéticos. Las refinerías de Pancevo y Novi Sad sufrieron enormes daños y se destruyó un tercio de la capacidad de energía eléctrica del país, para lo que la OTAN utilizó por primera vez las bombas de grafito. Los bombardeos se llevaron a cabo en varias ocasiones en las unidades de defensa en Cacak, Baric, Lucani y Valjevo.
"La industria de la defensa sufrió enormes daños. La producción militar empezó a recuperarse solo hace cuatro o cinco años. Realmente, se trata de una pérdida enorme. Fueron destruidas las tecnologías. Hoy en día sus capacidades se están revitalizando, pero todavía no pueden compararse con las de la República Federativa Socialista de Yugoslavia", afirma el experto.
Infografía: Operación militar de la OTAN contra Yugoslavia
Las fuerzas de la OTAN tampoco han dejado de lado la infraestructura civil. Como resultado de casi 800 ataques aéreos, fueron inhabilitadas las tuberías de agua, estaciones de bombeo, puentes, carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, estaciones de satélite y de televisión.
"Esto fue el inicio del fin para la mayoría de las empresas serbias. Antes de que se impusieran las sanciones, cada ciudad en Yugoslavia tenía al menos una planta o fábrica con varios miles de empleados. Hoy en día, si se excluye las empresas extranjeras, uno puede contar con una sola mano los lugares donde existen tales fábricas. En los años 90, alrededor de 1,1 millones de personas trabajaban en la industria en Serbia. En 2014, el número disminuyó a 275.000, como en 1995. Hoy en día, son entre 400.000 y 450.000 las personas que trabajan en la producción en Serbia", destaca Savic.
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A pesar de la recuperación gradual después los bombardeos de la OTAN, Serbia tardará años y años en volver al nivel de desarrollo de los años 80. Los interlocutores de Sputnik están convencidos de que, entre otras cosas, no se debe confiar únicamente en el capital extranjero y en los grandes volúmenes de importación, ya que este sistema demostró su incapacidad en 2008. Serbia debería pensar en sus propios recursos y en su potencial de desarrollo interno, que sin duda tiene.