Las autoridades indicaron que la aparición de esta sustancia estuvo ligada a una serie de incendios que se dieron en la capital y la zona metropolitana. Sin embargo, aunque la concentración se haya incrementado ahora, Ciudad de México "ha tenido niveles altos de PM2.5 desde que se monitorea", afirmó a Sputnik Pablo Ramírez, coordinador de la campaña del aire de Greenpeace México.
Nada extraordinario
"Nuestra lectura, tristemente, es que este tipo de situaciones no son extraordinarias", resaltó Pablo Ramírez, de Greenpeace, en diálogo con Sputnik.
Si bien una serie de incendios forestales y un par de conflagraciones en fábricas de plástico de la zona metropolitana incrementaron la concentración de material particulado en el ambiente, el PM2.5 es un viejo conocido en las mediciones que se realizan.
"La concentración de ozono tampoco es algo nuevo, cabe recordar que antes de esta contingencia, habíamos tenido otras cuatro por ozono", explicó.
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Ramírez sostuvo que estos son problemas que la ciudad ha presentado durante 30 años, período en el cual sus habitantes llevan respirando "aire contaminado".
"No se ha prestado la suficiente atención a este problema, no resulta lo suficientemente grave para las autoridades. Definitivamente creemos que hay un tema de falta de voluntad política", señaló.
Fuentes fijas
Cuando la contaminación del aire de la capital comenzó a atenderse en la década de 1990, dijo Ramírez, "se tomaron medidas que ayudaron a controlar —sobre todo— las emisiones de las fuentes fijas [industriales], que fueron sacadas de Ciudad de México y llevadas a la zona conurbada, principalmente el Estado de México".
El Estado de México es una de las zonas con mayor densidad poblacional del país, que guarda una relación carnal con la ciudad capital. Allí trabaja buena parte de sus habitantes.
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Así, explicó Ramírez, la reubicación de las industrias disminuyó las emisiones de fuentes fijas en Ciudad de México, pero las aumentó en las zonas donde éstas fueron radicadas.
"Es bastante ilustrativo decir que Toluca [ciudad cabecera del Estado de México] es una de las ciudades más contaminadas del país", señaló. "Tiene problemas muy graves en materia de contaminantes particulados PM2.5 y también PM10".
Según el experto, el sistema de monitoreo de Ciudad de México es el más robusto del país. Aún así, resultó insuficiente: lo principal que debe modificarse es la perspectiva local por una que contemple el ambiente en la megalópolis que incluye a la capital y a otros seis estados que la rodean (Estado de México, Morelos, Tlaxcala, Querétaro, Puebla e Hidalgo).
"Mientras no se tomen medidas megalopolitanas, el problema no se va a poder resolver porque estamos compartiendo la misma cuenca", sostuvo el integrante de Greenpeace México.
Fuentes móviles
Desde que las emisiones de fuentes fijas disminuyeron en Ciudad de México a partir del traslado de la industria fuera de la capital, las campañas ambientales se centraron en las fuentes móviles de contaminantes, con la restricción de circulación de vehículos.
Así se implementaron planes de verificación vehicular y más recientemente el programa 'Hoy no circula', que limita el uso de los automóviles por día, según sus números de placa.
"Ambos resultaron insuficientes, porque mientras se restringió el uso vehicular, al mismo tiempo se mantuvieron políticas que incentivan el uso del automóvil, como el subsidio a las gasolinas o los créditos de la banca privada para compra que son bastante accesibles para la población. Esto generó el incremento de la flota vehicular", explicó Ramírez a Sputnik.
Parte del problema para el coordinador del programa de calidad del aire de Greenpeace México, es que las políticas de restricción vehicular "no fueron acompañadas de alternativas de movilidad porque no es que se haya desarrollado el sistema de transporte público".
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Y en este tema también falló la perspectiva de políticas para la cuenca: "un programa de este tipo que no funciona de manera homologada en la metrópolis central, hace que tengas cada vez más autos que circulan en Ciudad de México, pero tienen placas de otros estados cercanos"
Más del 60% de las emisiones contaminantes de fuentes móviles provienen del transporte público, incluyendo al material particulado PM2.5 y al ozono —señaló el experto— los protagonistas de la última crisis.
Sin embargo, según la respuesta del Gobierno de Ciudad de México encabezado por Claudia Sheinbaum, se incorporó el material particulado PM2.5 a las contingencias ambientales y se creó una "fase preventiva" previa que busca prevenirla.
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Sin embargo, señaló Ramírez a Sputnik, "los niveles de concentración necesarios para que se decrete una Contingencia siguen siendo muy altos, más altos que los niveles que nuestras propias normas de salud ambiental señalan como un límite máximo para no dañar la salud de la población", sostuvo.
"Esto resulta bastante peligroso porque significa exponer a la población a concentraciones que resultan peligrosas sin estar tomando medidas. Me parece que es algo bastante grave y criticable el programa de contingencias que se acaba de presentar", concluyó.