En total, entre 2013 y 2014, unos 103 contenedores con basura fueron llevados por engaño a Filipinas. Según los documentos, el lote contenía plástico reciclable, pero la Aduana del país isleño descubrió que los contenedores en realidad estaban llenos de residuos domésticos, botellas, paquetes, papel de desecho e incluso pañales para adultos usados.
El contenido de 34 de esos contenedores fue reciclado; 69 contenedores aún permanecen en la zona de cuarentena en el puerto de Manila y la bahía de Súbic.
Ottawa había aceptado hacerse responsable de los residuos, pero no se había apresurado. El pasado 15 de mayo se venció la fecha límite para que la parte canadiense recogiera los contenedores. Ya el 16 de mayo Manila decidió retirar a su embajador y cónsules de Canadá en señal de protesta.
"Obviamente, Canadá no se está tomando este problema, ni a nuestro país en serio. Los filipinos estamos gravemente insultados por el hecho de que Canadá trate a este país como un vertedero", declaró al respecto el portavoz presidencial, Salvador Panelo.
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Como resultado, los funcionarios filipinos comenzaron a buscar una compañía naviera dispuesta a transportar la desagradable carga a las costas de Canadá. Según Panelo, de no ser posible la descarga de los contenedores en las aguas territoriales del país norteamericano, se dejarían en su frontera, a 22 kilómetros de la costa.
Ante tales amenazas, la ministra de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Canadá, Catherine McKenna, afirmó que el Gobierno ya firmó un contrato con Bolloré Logistics. Según estimaciones, los gastos para la preparación de la carga, su transporte y reciclaje le costarán a Ottawa unos 1,14 millones de dólares canadienses, el equivalente a 850.000 dólares estadounidenses.
El problema de la basura y su reciclaje se ha venido agudizando en los últimos años. Cada vez más países del tercer mundo se niegan a recibir y almacenar los desechos de los países desarrollados. El caso más emblemático sucedió en enero de 2018, cuando primero China prohibió la importación de 24 tipos de desechos provenientes principalmente desde EEUU, Europa y Japón. Países como Malasia, Vietnam y Tailandia siguieron su ejemplo, vetando la importación de basura total o parcialmente.
Ante esta situación, los países más desarrollados se han visto obligados a incrementar sus presupuestos de reciclaje. Así, alrededor del 25% de las administraciones regionales de Japón reportaron haber superado las normas sanitarias de acumulación de plástico. Un problema similar azota al Reino Unido, que en 2017 exportó dos tercios de sus materiales reciclables. En EEUU, el país que más basura per cápita produce, estados como Massachusetts y Oregon han eliminado las restricciones para echar material reciclable en vertederos.