Hay dos biólogos argentinos que —junto a un equipo de casi 20 personas— se dedican a contar de forma sencilla cosas complejas. Pertenecen al colectivo argentino de investigación, diseño y "experimento de comunicación" El Gato y La Caja.
Con ese espíritu generan conocimiento sobre el universo, lenguaje, océanos, aborto, satélites, drogas, transgénicos (y mucho más), lo comunican en su página web y a través de las redes sociales, y escriben libros.
Nuestro cerebro es capaz de aplicar un algoritmo súper complejo y calcular cuántos elementos hay en una imagen visual. Esto pasa de forma automática y perceptual, como cuando reconocemos emociones en una cara.
— El Gato y La Caja (@ElGatoyLaCaja) 20 de mayo de 2019
En 2018 publicaron 'Pensar con otros. Una guía de supervivencia en tiempos de posverdad', de la bióloga argentina Guadalupe Nogués: una herramienta que ayuda a "separar la paja del trigo" y dilucidar dónde queda la verdad entre tanto mejunje mediático de noticias falsas, informaciones dudosas y comunicaciones donde prima la emoción, no la razón.
La escritura del libro estuvo supeditada al escrutinio de especialistas de diferentes disciplinas y, también, al de los lectores de su página web: como no sabían exactamente qué contenido debía tener ni cómo estructurarlo, decidieron pedir ayuda a quienes lo iban a leer. Publicaron adelantos de capítulos para conocer las inquietudes y sugerencias de trabajo de sus lectores, y teniendo eso en cuenta, modificaron los contenidos y los organizaron.
Al que le quepa el sayo que se lo ponga. Hagámosle frente a esta epidemia de posverdad: https://t.co/N0WyvzxMxe pic.twitter.com/y18vnfMWfH
— El Gato y La Caja (@ElGatoyLaCaja) 14 de septiembre de 2018
Pablo González —cofundador de El Gato— y Ezequiel Calvo —del equipo de Campaña Digital— estuvieron en mayo en Montevideo presentando el libro de Nogués. En conversación con Sputnik explicaron por qué la posverdad se ha convertido en una 'epidemia' y ahora es una cuestión de supervivencia erradicarla (y cómo pueden ayudar los políticos y gobernantes a lograrlo).
En 2016 el Diccionario Oxford eligió como palabra del año 'posverdad', la que definió como "las circunstancias en las que los hechos objetivos influencian menos a la opinión pública que las apelaciones a la emoción o a las creencias personales".
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En el libro adoptan esa versión, y se explica que la posverdad es distinta del error, o de la mentira. El que yerra puede eventualmente encontrar y corregir su error. El que miente, sabe que miente, y sin embargo, la posverdad ocurre cuando "los hechos se ocultan, moldean, manipulan (muchas veces de forma deliberada y sistemática) y las emociones que esos hechos generan—o incluso otros totalmente inventados— pasan a primer plano".
Los científicos explicaron a Sputnik que a pesar de que "las mejores descripciones de la verdad vienen de grupos que observan un fenómeno desde múltiples perspectivas", las tecnologías de la comunicación han amplificado el espectro de llegada —e impacto— de quienes describen la verdad observando "hechos que son hechos en la medida en que encajen en los deseos" del grupo al que pertenecen.
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El libro de Nogués analiza cómo la posverdad se genera a propósito (la llama "intencional") o sin querer ("casual"), y ofrece una guía para identificar qué informaciones tienen mayor validez, echa luz sobre los vicios de pensamiento y trampas que nosotros mismos nos tendemos y —siempre— aboga por el conocimiento logrado a través del pensamiento crítico.
Cuando hablamos de posverdad hablamos, también, de la diseminación de información fáctica falsa. Información que podemos, gracias a fuentes confiables, señalar como falsa, y en este caso como gravemente falsa, por ser información sobre salud pública. pic.twitter.com/EJX7uEBP3r
— El Gato y La Caja (@ElGatoyLaCaja) 1 de mayo de 2019
La autora asegura que esa es la única manera de que las sociedades avancen y superen las afirmaciones que se sostienen con argumentos vagos y confusos.
"No tenemos profesionales científicos formados en la necesidad de tener empatía y entender que los padres que no vacunan no son tontos, que están preocupados y cuidan a sus hijos, pero son presas de los sesgos cognitivos normales que tenemos todas las personas", aseguró.
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El problema no se soluciona haciendo más vacunas, sino hablando "distinto con las personas para que vacunen", sostuvo. En ese sentido recordó que recientemente Facebook bloqueó contenidos de grupos antivacunas, y advirtió: "Si uno ataca la oferta de información falsa, esa información falsa se va a mudar de plataforma, no desaparece". Por eso, es necesario cuestionar el origen de la información: someterla al método científico.
Miremos a los dos lados antes de compartir. Hagámosle frente a esta epidemia de posverdad: https://t.co/N0WyvzxMxe pic.twitter.com/3lhXboXWYM
— El Gato y La Caja (@ElGatoyLaCaja) 16 de septiembre de 2018
Las posverdades son una "epidemia" porque —además de poner en riesgo la supervivencia humana por, por ejemplo, no vacunar y causar muertes— los grupos que las alimentan acotan las posibilidades de generar y mantener vínculos humanos con personas que piensan diferente, generan rivalidades, y transforman al 'disidente' de pensamiento en una amenaza.
Para los grupos que alimentan las posverdades la convivencia sólo es posible con quienes entienden el mundo de igual manera. En un mundo sin diálogo y sin consenso social, ¿cómo se vive?
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Tan es así el panorama, que se hace "necesario volver a darle valor a la verdad", aseguran Calvo y González. El antídoto contra la deshumanización que plantean los discursos falsos, dudosos, es "lento y difícil". El fact-checking no alcanza, el periodismo profesional y la metodología científica podrían sumarse a la solución.
La empatía, "la rebeldía del conocimiento", es lo que nos puede salvar. "De alguna manera nuestra apuesta es por la despolarización", resumió González. Y es, en definitiva, lo que hace Nogués con el libro.
¿Qué pasa con los políticos?
Con 'Pensar con otros' el colectivo de El Gato y La Caja hizo algo que nunca antes había hecho: entregó en la mano el libro a actores políticos con la idea de iniciar "una conversación sobre posverdad y sobre la necesidad de que la ciencia sea herramienta constitutiva en el desarrollo de políticas públicas", se lee en su web.
El 7 de marzo se presentó el proyecto de ley "Pensar con otros", que en su artículo 1 establece que está "destinado a fortalecer la enseñanza en la escuela secundaria de los distintos aspectos que involucran el proceso de producción y difusión del conocimiento científico, así como las herramientas cognitivas que permitan evaluar la calidad de la información a la que se accede tanto en conversaciones persona a persona como a través de los medios de comunicación masivos y redes sociales, con una perspectiva que conecte ambos elementos, proveyendo a los estudiantes de herramientas para fortalecer su propia mirada y pensamiento crítico".
Prevenir la posverdad es mirar a los dos lados antes de retuitear. https://t.co/nRgLuQfX2Z
— El Gato y La Caja (@ElGatoyLaCaja) 8 de septiembre de 2018
Los científicos consideran que el proyecto de ley es una "oportunidad de que cambie el debate" en el Parlamento, pero alcaran que por sí sólo "no soluciona nada".
"Para nosotros pensar que diputados y senadores tengan que conversar en voz alta sobre si el pensamiento científico es o no relevante, levantar la mano y expresarse a favor o en contra, eso es significativo", dijo Calvi.
Sin embargo, ambos reconocen que "de ninguna manera" una ley soluciona el problema de fondo, por eso hicieron hincapié en que la pelea del colectivo no es solamente para lograr que se aprenda el método científico en las escuelas ni que el ministerio de Ciencia tenga más dinero, sino para se incorporen científicos y científicas en todas las instituciones del Estado y así se "construyan políticas públicas basadas en evidencia".
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"Si hablás de presupuesto en Ciencia, es hablar de la ciencia como un qué, si hablás de involucramiento de los actores científicos en la toma de decisiones, hablás de la ciencia como un cómo. Es mucho más potente la ciencia como un cómo, es tan potente que no puede estar solamente en el ministerio de Ciencias, es desaprovechar un método hermoso y poderoso", resumió González.
En ese marco, los miembros de El Gato entienden que comunicar ciencia es un "acto político": implica generar "la narrativa más capaz de igualar".