En los medios abundan las perspectivas de quienes representan a la opción del chavismo, así como de aquellos que se identifican como la oposición más radical. Ambos defienden sus posturas y acciones. Sin embargo, el tiempo corre tanto para lograr un acuerdo de gobernabilidad, como para evitar uno de los peores escenarios: la intervención militar comandada por Washington.
Enrique Ochoa Antich, escritor y político venezolano cuyo origen está ligado al Movimiento Al Socialismo, pero que en las décadas recientes ha participado como Secretario Ejecutivo Nacional de uno de los partidos de oposición más importantes, Un Nuevo Tiempo, nos recibe para hablar de la polarización política en Venezuela y de los desafíos a los que se enfrenta la sociedad venezolana.
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Miembro de la denominada Alianza por el Referéndum Consultivo, se mantiene muy claro en sus demandas y en lo que considera prioritario. Nos presenta un documento donde se rechaza de manera abierta la intención manifestada por Guaidó de reunirse con el Comando Sur para organizar una agresión contra Venezuela. "Es una vergüenza", afirma tajante.
"Nuestra postura, en este sentido, la llamo el doble deslinde. El deslinde con los dos extremismos tanto del Gobierno como de la oposición. La clave de nuestra posición es débil, porque los dos polos tienen mucho poder. Un polo tiene a las Fuerzas Armadas, el presupuesto, el apoyo de Rusia y China; el otro polo tiene la Asamblea Nacional, recursos internacionales y el respaldo de Estados Unidos", puntualiza.
Las dos caras de la oposición
Para Ochoa Antich, el mayor problema que enfrenta el sector político que adversa al chavismo son sus propias contradicciones. Pero no las pequeñas diferencias, sino grandes abismos en cuanto a visiones sobre la democracia y el país. El dirigente venezolano lo ejemplifica sin cortapisas:
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"Esa cosa del Doctor Jekyll y Mr. Hyde, de tener un señor demócrata civilizado y de pronto un monstruo extremista guarimbero, es una combinación imposible. Tú no puedes poner de acuerdo a quien quiere votar y a quien no, al que quiere ser soberano y al que quiere una invasión, al que quiere diálogo y al que considera que con el otro no se dialoga".
— ¿Hay posibilidad de que surja al interior de la oposición un sector que, aunque adverse al Gobierno nacional, apueste por una posición de diálogo y acuerdos sociales?
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— ¿Representada por qué partidos o figuras?
— La elección para aprobar o no la Reforma Constitucional...
— Correcto. Y se logró relegitimar el voto como un instrumento de cambio, porque la gente observó que aún ganando por poquito margen fue respetado el resultado y el CNE lo proclamó.
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A partir de esa victoria del 2007, los sectores extremistas de la oposición reconocieron la hegemonía del otro sector y entonces apareció la oposición moderada, que podríamos llamar la oposición de la ruta democrática. Entonces, la oposición comenzó a vivir con esas dos oposiciones adentro, el bando extremista, que había fallado, pero que seguía allí con sus planes, y la oposición, que en ese momento tenía el liderazgo, que a mi modo de ver tiene cuatro valores fundamentales: el voto siempre, diálogo y negociación siempre, las protestas solo pacíficas, una oposición que no sea tutelada.
— Esta historia no es muy conocida y mucho menos analizada por las generaciones jóvenes que se identifican con la oposición. ¿Cree que eso influya en el comportamiento actual de este sector político?
— Fíjate, no existe un reconocimiento a esa dirigencia que guio a la oposición hasta el año 2015. Donde hubo una continuidad de acumulación de fuerzas. Se ganaron las gobernaciones y alcaldías más importantes del país, se estuvo cerca de ganar la presidencia frente a Maduro y se ganó la Asamblea Nacional.
— ¿Cómo puede aparecer esta nueva oposición nacionalista y no tutelada?
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— Lo que ratifica el carácter del pueblo venezolano de apostar a la democracia...
— Claro, Claro. Allí está la base para que una nueva oposición aparezca. Pero como te digo no es fácil, porque los dos extremos se autolegitiman. El Gobierno legitima a la oposición extremista, y esto tiene su razón en el hecho de que el Gobierno quiere levantar las sanciones y ese sector es el único que no solo tiene el contacto con Estados Unidos, sino el que obedece órdenes de ellos.
— ¿Cuál es el mecanismo para que la oposición moderada pueda derrotar a la oposición extremista?
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— En ese momento, el candidato de la oposición Henry Falcón resultó fuertemente atacado por la propia oposición, vía redes sociales. ¿Se puede hacer política sin ser chantajeados por la opinión parcial de quienes participan en dichas redes?
— Alguien me decía que menos mal que cuando Mandela estaba negociando con el Gobierno no había Twitter, porque de seguro no habría logrado ningún acuerdo de gobernabilidad.
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Creo que eso es fundamental, que un liderazgo político se sustraiga de ese chantaje. Comenzando porque eso no es expresión de la voluntad mayoritaria, es solo una minoría la que participa de esas redes, es una realidad paralela que perturba y atrofia mucho la visión de la realidad. Si un liderazgo político se deja llevar por una realidad paralela y por el chantaje de una minoría y modela y conforma sus pensamientos sobre la base de lo que allí se dice, cuando se enfrenta al mundo real tiene una visión distorsionada. Lo cual es funesto a los efectos de cualquier estrategia política asertiva.
— Quizá la mayor dificultad para llegar a acuerdos es que hay una oposición de la que llamas extremista que públicamente aboga por "exterminar al chavismo".
— Cualquier proyecto de transición tiene que implicar que quienes dejen el Gobierno compartan el poder. Porque Gobierno y poder no son lo mismo; el primero es quien ejerce el poder ejecutivo, pero lo segundo va más allá. Lo componen la Fuerza Armada, el Tribunal Supremo, las Gobernaciones, Alcaldías. La oposición debe ofrecer una transición en la que garanticen al chavismo que pueden dejar el Gobierno, pero que se van a mantener con una presencia en el Tribunal Supremo de Justicia, que van a mantener la presencia en la Fuerza Armada sin que eso implique una partidización.
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Por otro lado, a la oposición le diría que ha llegado la hora de abandonar el extremismo y el inmediatismo, de regresar a la ruta democrática y de civilizadamente deslindar campos; quien quiera mantenerse en la abstención, en la búsqueda de una intervención militar extranjera que lo haga, y quienes creamos que no, debemos unirnos y presentar una opción política vinculada con la ruta democrática, que es donde creo que está la mayoría, y que debe reconstruirse sobre la base de valores. Porque no puede ser que tú plantees negociación, como lo hace Guaidó, vas a Noruega, pero el lunes me reúno con el Comando Sur para ver cómo hago para la invasión. No puedes mantener a Doctor Jekyll y Mister Hyde, unidos por mucho tiempo.
Ya tenemos fecha para la reunión con el Comando Sur: el lunes 20 de mayo, el embajador @carlosvecchio ejecutará tan importante tarea.
— Juan Guaidó (@jguaido) 16 мая 2019 г.
Estamos en los preparativos para tener una reunión beneficiosa que nos permita avanzar en la cooperación internacional que requiere Venezuela.
— ¿Se puede evitar la intervención militar?
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LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK