Las horas que transcurrieron entre el 17 y el 22 de mayo de 1969 no fueron como cualquier otra para la ciudad de Rosario, la tercera urbe más poblada de Argentina. La resistencia a la dictadura de Juan Carlos Onganía (1966-1970) y la reacción al asesinato de un estudiante días atrás en la ciudad de Corrientes desataron una movilización masiva que se conoció como el 'Rosariazo'.
Los estudiantes de Corrientes protestaban por un incremento del 500% de los precios en el comedor universitario. La Policía reprimió la manifestación, provocando la muerte de Cabral.
En paralelo, una revuelta obrera se había desatado en Villa Ocampo, una pequeña ciudad al norte de la provincia de Santa Fe, como consecuencia del cierre de Ingenio Azucarero Arno, la principal fuente laboral de la zona. Unos 10.000 trabajadores movilizados fueron reprimidos por la Policía en esa oportunidad.
El contexto de crisis de las economías regionales y la solidaridad de los estudiantes rosarinos con los correntinos, recordó Ceruti, motivó la primera movilización del 17 de mayo en Rosario. Ese día, "un grupo de estudiantes es acorralado en el interior de una galería comercial que tenía una sola salida y un matón de una 'boite' [discoteca], expolicía, le pega un tiro en la cabeza a Adolfo Bello", recuerda el historiador.
Ceruti, que en ese entonces era estudiante y participó de las movilizaciones, apuntó que la nueva marcha en reacción al asesinato de Bello reunió el 21 de mayo a entre 4.000 y 5.000 estudiantes y obreros.
"Fue una verdadera batalla campal en el centro de Rosario, desde la tarde hasta la medianoche", recordó.
Ese día se produjo la segunda víctima de la represión: el adolescente Luis Norberto Blanco, de 15 años, fue abatido por un disparo de la Policía cuando los manifestantes intentaban tomar la radio 'LT8'.
El segundo asesinato vuelve a desatar más paros y al entierro de Blanco asisten entre 7.000 y 10.000 personas. Las revueltas contagian a otras zonas de Argentina y el 29 de mayo se produce el 'Cordobazo'.
#Rosariazos | Tras el crimen de Cabral en Corrientes, el clima de tensión creció. El movimiento estudiantil rosarino reaccionó inmediatamente. El 16 de mayo el Rector de la UNR suspendió las clases. Los estudiantes comenzaron a congregarse en el Comedor Universitario ✊🔥👇 pic.twitter.com/nIbfdYlOkr
— #Rosariazos (@rosariazos) May 16, 2019
"Obreros y estudiantes: unidos y adelante"
Si bien las movilizaciones estudiantiles que promovieron la reforma universitaria en Córdoba en 1918 habían tenido el apoyo de algunos trabajadores, Ceruti señaló que el Rosariazo logró unir como nunca antes a estudiantes y trabajadores.
El historiador apuntó que las universidades argentinas habían sido intervenidas por la dictadura de Onganía, que consideraba a esos centros de estudios como 'cuevas bolcheviques'. Por su parte, los trabajadores sufrían la pérdida de conquistas sindicales y rechazaban la proscripción del peronismo impuesta por el Gobierno.
"A partir de ese momento Argentina no volvió a ser la misma", sintetizó Ceruti.
En efecto, el Rosariazo inspiró una cadena de revueltas que llegó a generar en el Gobierno el temor de un "Argentinazo". Ceruti recordó que el contexto impulsó a la movilización a los partidos tradicionales argentinos, reorganizó a la izquierda y hasta a sectores populares de la Iglesia católica.
"Todo entra en convulsión y debate, acorde a lo que pasaba en el mundo con el Mayo Francés, la Primavera de Praga, la lucha de las minorías negras en EE.UU, la lucha contra la Guerra de Vietnam, la Revolución Cubana, la liberación de las últimas colonias africanas como Angola o Mozambique o la masacre de Tlatelolco en México", sostuvo.
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De Onganía a Mauricio Macri
Ceruti reconoció que, a pesar de la escalada represiva y las penurias económicas que atravesaban los sectores obreros del interior argentino, "había cierta alegría" en la movilización obrera y estudiantil. También en la población en general, que según el historiador llegó a ayudar a los manifestantes facilitando colchones viejos para quemar o incluso abriendo sus casas para proporcionar un escondite de las fuerzas represivas.
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A 50 años del episodio, para Ceruti es vital "hacer memoria y que no sea un cuentito de hadas sino que se pueda tomar lo que dejó esa gesta del 69 para que las nuevas generaciones lo apliquen ahora contra este plan económico que lleva adelante Mauricio Macri".
En efecto, Ceruti remarcó que aquellas movilizaciones permitieron a los trabajadores "perfeccionar" técnicas de lucha como las huelgas, los 'piquetes' y el control obrero de fábricas.