Uno de los ases bajo la manga de China son los 1,2 billones de deuda pública de EEUU. El gigante asiático sigue siendo el mayor tenedor del mundo de bonos del Tesoro. Si deja de comprarlos o comienza a venderlos, esto podría derribar los precios de los bonos de EEUU y subir su tasa de interés. Como resultado, le será mucho más complicado a Estados Unidos pagar su deuda, y a los empresarios y prestatarios individuales obtener préstamos. Esto complicará el crecimiento de la economía estadounidense.
Sin embargo, China podría optar por esta medida solo en un caso extremo. Apenas existen alternativas de inversión a los bonos del Tesoro de EEUU. Además, China necesita reservas de divisas para mantener la estabilidad de su sistema financiero, comentó a Sputnik Liu Ying, investigador del Instituto de estudios financieros Chongyang de la Universidad Popular de China.
"China no necesita deshacerse de la deuda estadounidense. China no es Europa, ni Japón, ni Alemania, ni Rusia. El PIB de China es de 90 billones de yuanes —13 billones de dólares—, y las reservas de oro están valoradas en más de tres billones de dólares. China tiene una gran economía".
Según el analista, ahora el problema entre EEUU y China "no está en el déficit comercial".
Liu Ying observó que hay más de cien países con los que EEUU tiene un desequilibrio comercial, pero no puede librar guerras comerciales con todos.
"De todos modos, la balanza de pagos no puede volverse contraria, es totalmente imposible también en el caso de China. Entonces, librar una guerra comercial con China simplemente no tiene ningún sentido. EEUU simplemente está llevando a cabo negociaciones con China bajo el pretexto de una guerra comercial tratando de conseguir unas mejores condiciones".
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"No tenemos miedo a la guerra comercial", subrayó el experto y explicó que China tiene un mercado grande y buenas perspectivas de desarrollo. El país se enfoca menos en las exportaciones y más en la demanda interna. El área de servicios también se convierte en impulsor del crecimiento y la inteligencia artificial puede desepeñar un importante papel en este ámbito. China apuesta también por la ciencia y tecnología.
"China es un país grande, y necesita reservas a gran escala. Nuestras exportaciones e importaciones el año pasado ascendieron a 30 billones de yuanes —unos 4,5 billones de dólares—, por lo que debe mantener cierta cantidad de reservas. China no puede, como algunos países, deshacerse completamente de sus reservas", señaló Liu Ying.
La subsecretaria de Estado adjunta de EEUU, Susan Shirk, comentó al canal estadounidense CNBC que es probable que las medidas chinas afecten al suministro de productos agrícolas de EEUU. China ya ha tomado medidas similares durante el deterioro de las relaciones con algunos países.
Por ejemplo, el gigante asiático prohibió el suministro de semillas de canola canadiense por un monto de 2.000 millones de dólares. Además, suspendió el suministro de carne de cerdo de los dos mayores productores canadienses. Después de una complicación en las relaciones con Australia, los barcos cargados con carbón australiano permanecieron en los puertos chinos durante más de un mes.
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Por supuesto, en todos los casos, se impusieron restricciones a los suministros por razones específicas: los productos no cumplían con los requisitos fitosanitarios o ambientales. Sin embargo, todos estos retrasos coincidieron en el tiempo con las agravaciones en las relaciones entre los países.
Durante las rondas anteriores de negociaciones comerciales, China prometió a EEUU que mantendría su tasa de cambio en un nivel estable para no crear artificialmente ventajas competitivas para sus compañías. Sin embargo, si las reglas del juego han cambiado drásticamente y no se ha llegado a ningún acuerdo, nada impide al Banco Central de China revisar su política monetaria.
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El mismo 10 de mayo, EEUU aumentó los aranceles del 10 al 25% a los productos chinos por valor de unos 200.000 millones de dólares.
Además, el presidente del país, Donald Trump, ordenó empezar a elevar aranceles en prácticamente todo el resto de los artículos importados de China por un valor estimado de 300.000 millones de dólares.
Pekín destacó que no cederá a presiones externas cuando se trata de sus intereses nacionales y, según su Ministerio de Finanzas, respondió con la decisión de elevar a partir del 1 de junio los aranceles a las importaciones de artículos estadounidenses por valor de 60.000 millones de dólares.
Desde el año pasado, las dos economías más grandes del mundo están implicadas en una guerra comercial a gran escala.
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