Se dice que el capital no tiene patria, que es neutro, y no es más que eso, capital. Para la periodista alemana Gaby Weber, que trabaja como corresponsal en Argentina, tal afirmación no es cierta. "El capital tiene patria. Los Estados Unidos son la patria de los administradores de Fondos", dijo en diálogo con Sputnik.
Weber estrenó recientemente el documental ‘Dinero o Cyber Money, el nuevo Tiranosaurio Rex'. En él aborda el rol de estos nuevos actores financieros, nacidos durante la crisis financiera de 2008. En palabras de la autora, estas compañías "compran toda sociedad anónima que pueden" y están detrás de las mayores corporaciones del mundo.
"Al inicio solamente se trataba de los fondos de pensiones de Estados Unidos, pero luego empezaron a trabajar también con los grandes consorcios como Uber, Apple, Amazon y (capitales) de millonarios. Los estados prácticamente no los controlan", explicó.
La investigación periodística de la organización mexicana Poder, en alianza con el International Center For Journalists y Connectas, puso al descubierto que la gigante financiera "empezó a invertir en México en 2008 y tiene importantes activos en los fondos de pensión, el mercado bursátil y la industria energética actuando como inversor y como gestor".
En Argentina, en cambio, junto a Templeton —otra administradora- ayudó al Gobierno de Mauricio Macri a frenar la corrida del dólar del 2018. La información, publicada por el medio especializado en finanzas IProfesional, arroja que las compañías fueron las principales compradoras de los bonos BOTES 2023 y 2026. Bonos que el entonces ministro Caputo emitió en el mes de mayo para frenar, infructuosamente, la escalada del dólar.
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Según Weber, la práctica no es exclusiva en América y de hecho la presencia de BlackRock en Europa es preocupante.
"La industria alemana ya prácticamente no es más alemana. Está en manos de ellos y con los suizos pasa lo mismo. Esto tiene un efecto muy malo para los alemanes. En el caso de Bayer por ejemplo BlackRock tuvo un lugar muy importante en su fusión con Monsanto, y le fue muy mal. Hoy vale la mitad que lo que valió antes", ejemplificó.
El peligro de estas empresas es su tamaño y la consecuente concentración del capital en pocas manos. Pero más lo es la falta de control y el desconocimiento general sobre su existencia. "Pregunta en Argentina o Uruguay" —desafió Weber- "Nadie los conoce".