De acuerdo con indicadores de seguridad, gobernabilidad, prosperidad y bienestar, en 2018, Sudáfrica ocupó la posición número 88 entre las 178 naciones analizadas. En 2006, el país se encontraba en el lugar 31 en el ranking.
De acuerdo con Eunomix, el declive continuará mientras el país lucha con las consecuencias de nueve años de empeoramiento de la corrupción y de parálisis de las políticas durante el Gobierno del expresidente Jacob Zuma. La fragilidad de la economía podría limitar el mandato de su sucesor, Cyril Ramaphosa, quien asumió tras la renuncia de Zuma y enfrentará su primera elección nacional el 8 de mayo.
"Existe una gran probabilidad de que sea un presidente de un solo mandato. Está comenzando con una economía muy débil, la más débil de todas las presidencias desde la de [el expresidente, Nelson] Mandela. También está comenzando con una mano bastante débil desde un punto de vista político", afirmó Claude Baissac, director de Eunomix, a Bloomberg.
Para la organización, la razón principal del declive es la estructura insostenible de la economía sudafricana, donde el poder económico está en gran parte en manos de una élite que ejerce poca influencia política.
Eunomix también agregó que aunque Ramaphosa pasó sus primeros 14 meses en el poder prometiendo una ofensiva contra la corrupción, el fin de la incertidumbre política y un impulso para reformar las empresas estatales que generan pérdidas, su debilidad política dificultará el progreso.
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