Pese a que tanto Venus como la Tierra se formaron a partir del mismo material, se desarrollaron en condiciones diferentes, como si fueran gemelos separados al nacer. Mientras que nuestro planeta se convirtió en un 'paraíso' floreciente, Venus no es más que un desierto sin una gota de agua.
Los primeros intentos de la URSS de realizar una expedición a Venus en la década de los 60 demostraron que las condiciones en el segundo planeta son extremadamente difíciles. Por ejemplo, debido al efecto invernadero, las temperaturas en Venus alcanzan los 500 grados, mientras que la presión atmosférica venusiana se puede comparar con la del fondo oceánico.
Más: Cuándo y dónde caerá la sonda espacial soviética enviada a Venus
A diferencia de la Tierra —que cuenta con varios continentes y océanos—, Venus tiene una superficie relativamente homogénea, supuestamente formada por una erupción volcánica.
Según explicó Ivanov, las zonas más antiguas del planeta se denominan téseras y "son objeto de particular interés" para los investigadores.
"Por ejemplo, la tésera Ovda tiene un tamaño comparable al de Australia", señaló el científico.
El investigador ruso subrayó que las corrientes de lava que dieron origen a las llanuras venusianas se habían formado en las grietas ubicadas en la superficie del planeta, de modo que en este caso, no se trata de los "tradicionales" volcanes.
Además: El pasado 'húmedo' de Venus: astrónomos afirman que el inhóspito planeta tuvo océanos
"Hay vulcanismo de este tipo en algunos lugares de la Tierra, como Islandia o bajo el agua en las dorsales mesooceánicas", explicó el científico.
Ivanov afirmó que la superficie de las téseras "es muy peligrosa, ya que consta de plazas con cornisas verticales, además de concentraciones de piedras. El aterrizaje en una tésera sería una catástrofe casi con toda seguridad".
Sería más lógico realizar un aterrizaje en uno de los cráteres de Venus, aunque esto podría "bajar el grado de importancia científica" de la expedición.
Las llanuras volcánicas de Venus están en buen estado de conservación gracias a que, a diferencia de la Tierra, no están expuestos al agua, los vientos o las fluctuaciones de temperaturas.
"Sin embargo, aún no lo sabemos exactamente, ya que casi no tenemos datos sobre la geoquímica de la superficie de Venus", indicó Ivanov, quien subrayó que los datos obtenidos por las expediciones soviéticas "no son exactos" y pueden contener errores graves.
El especialista explicó que el futuro aterrizaje va a depender de si los investigadores planean estudiar el manto o la corteza de Venus, además de la órbita y la fecha de la nueva misión.
Le puede interesar: La NASA ya sabe cuándo el ser humano pisará Marte