Unas 250.000 personas pasaron por el Buchenwald, de las que murieron 56.000 no solo del agotamiento producido por los trabajos forzosos, sino de experimentos médicos inhumanos.
Uno de los puntos de la sentencia de los procesos de Núremberg contra los líderes nazis versó sobre los crímenes contra la humanidad: por los campos de concentración pasaron 18 millones de europeos, de los que murieron 11 millones. Más de cinco millones de ellos eran ciudadanos soviéticos.
La historia no había conocido una atrocidad similar. Fue una terrible lección para toda la humanidad.