Los comicios en Israel definirán la política exterior, no se diga la interior, del Estado hebreo, donde la coalición de centroizquierda del exjefe de las Fuerzas Armadas, Benny Gantz, pregona la paz con los palestinos, mientras que el triunfo del actual primer ministro, Benjamín Netanyahu, consolidaría el 'evangelismo sionista' de su alianza supremacista con Trump y Bolsonaro.
El periódico estadounidense diluye de cierta manera el poderoso desempeño del general Gantz quien, de acuerdo con los sondeos de cierre previo a la elección, llevaba una mínima ventaja sobre Netanyahu, quien busca apoyos en el extranjero para descolgar un quinto mandato, que lo convertiría en el primer ministro de mayor duración en la historia de Israel.
Un sondeo de los rotativos Jerusalem Post y Maariv le conceden a la coalición Azul y Blanco del exgeneral Gantz 28 asientos, frente a 27 del partido gobernante Likud de Netanyahu, con la salvedad de que la amplia coalición religiosa de extrema derecha pueda derrotar al bloque de centroizquierda por ocho votos.
Más allá de los pronósticos, la tesis nodal del Wall Street Journal es que Gantz, quien favorece un acuerdo de paz con los palestinos, tendrá serias dificultades para formar un Gobierno en cualquier escenario.
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El exgeneral ha jugado la partitura de la ineficiente y corrupta durabilidad de Netanyahu en el poder, mientras que el hoy atribulado primer ministro abulta el miedo de un Gobierno de izquierda en el poder.
El tema trillado de la legendaria corrupción de Netanyahu no parece conmover a sus fanatizados seguidores religiosos de extrema derecha, quienes, inclusive, colisionan con la mentalidad más liberal de los judíos estadounidenses que se inclinan más a la agenda del Partido Demócrata y no ocultan su rechazo al supremacismo blanco del presidente Trump.
Por cierto, días antes de la elección fue expuesto el sórdido empréstito del multimillonario empresario Nathan Milikowsky, primo de Netanyahu, quien le dio 200.000 dólares en calidad de préstamo a Noa Roth —hija del primer matrimonio del primer ministro israelí—, con el fin de "comprar las dos terceras partes de un departamento".
Noa Roth, de 41 años de edad, se convirtió al segmento ultraortodoxo de Israel. Su marido es el empresario, también ultraortodoxo, Daniel Roth, quien se ha caracterizado por lubricar los lazos entre Israel y China mediante la entelequia 'China Israel Exchange', en similitud a los avances comerciales del talmúdico Jared Kushner y su esposa Ivanka, hija de Trump, y cuya hija Arabella habla ya chino a su corta edad. China Israel Exchange fue apadrinada por la oficina del primer ministro de Israel.
Por cierto, cabe señalar la consolidación de las relaciones comerciales de Israel, en la fase de Netanyahu, con China que ha obtenido la concesión para el manejo de dos de los tres puertos del Estado hebreo: Haifa y Ashdod.
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Sobra recalcar que el pérfido acercamiento de Netanyahu con China, en pleno apogeo de la guerra comercial de Trump contra Beijing, ha indispuesto al Pentágono y a los servicios de espionaje de EEUU.
No se puede soslayar la conspicua relación que ha entablado el anterior secretario de Estado Henry Kissinger con el vicepresidente chino Wang Qishan. A propósito, el israelí-germano-estadounidense Kissinger es considerado uno de los principales mentores del talmúdico Kushner, yerno de Trump.
Menos se podría eludir la estancia de cuatro días del vicepresidente chino a Israel a finales de octubre de 2018, quien visitó el Muro Occidental en Jerusalén, pero sin ser acompañado por Netanyahu, como lo hizo Bolsonaro.
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Entre los poderosos apoyos que ha buscado Netanyahu con antelación a las elecciones, se encuentran tanto su visita al presidente Trump así como la coreográfica presencia de dos días del evangelista Bolsonaro en Israel.
Noa Landau, del rotativo Haaretz favorable a la coalición de centroizquierda, resalta la visita del presidente brasileño Bolsonaro a Israel días antes de la elección.
Por temor al probable boicot general de los 22 países árabes que son grandes importadores de carne —Brasil ostenta un déficit de 250 millones de dólares con Israel, mientras que obtuvo un superávit comercial de alrededor de 4.500 millones de dólares con Oriente Medio sin Israel—, además de la prudencia pública del Ejército brasileño, Bolsonaro retrocedió en su obsesión de trasladar la Embajada de Brasil a Jerusalén, y en su lugar alentó a crear "una oficina comercial, tecnológica y de innovación" como "oficina oficial (sic) del Gobierno de Brasil en Jerusalén".
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Bolsonaro devuelve así la reciente visita del primer Netanyahu en vísperas de su toma de posesión en Brasilia cuando el primer ministro israelí exhibió su deseo de participar en la explotación hidráulica del río Amazonas y su inmensa selva circundante, donde confesó que los grandes aliados de Israel son los "evangelistas", en semejanza a los "cristianos sionistas" del "cinturón bíblico" de EEUU que conforman el núcleo duro de los votantes supremacistas blancos de Trump.
El evangelista sionista Bolsonaro —cuyos dos hijos son fanáticos tanto de los servicios secretos del Mossad como del Ejército hebreo— no ocultó su proclividad pasional y declaró en hebreo: "Amo a Israel".
Cabe señalar que el Muro de los Lamentos forma parte de los muros del Segundo Templo, el máximo sitio sagrado donde rezan los judíos.
Una derrota de Netanyahu ante la coalición Azul y Blanco del exgeneral Gantz pondría en aprietos al eje Trump-Netanyahu-Bolsonaro, mientras que el quinto mandato del primer ministro israelí, hoy atribulado, significaría la consolidación del eje 'evangelista sionista'.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK