"Esta gente no canta la Internacional ni pide nacionalizar los medios de producción. En su lugar, los socialistas de la localidad de Bozeman (Montana) han conseguido que se fije un salario mínimo de 13 dólares por hora y han prometido que durante los próximos años esa cifra sea de 15 dólares", escribe The Economist a propósito de la popularidad que están experimentando las ideas socialistas entre la juventud norteamericana.
Algunos ven en ellos poco más que "demócratas más progresistas", entendiéndose demócratas por votantes del Partido Demócrata. Gallup, una empresa que realiza encuestas sobre opinión pública, ha señalado que el 57% de los demócratas ve con buenos ojos el socialismo, subraya Mélnikova en su artículo para la versión rusa de Sputnik.
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Si hace unos años decir que alguien era socialista era casi un insulto en Estados Unidos, durante las elecciones de 2016, el veterano político Bernie Sanders desempolvó el viejo libro del socialismo y dio un golpe con él sobre la mesa.
"Prometió subir los impuestos a los ricos y hacer recortes en el presupuesto del Pentágono para poder elevar el salario mínimo, para que el sistema educativo fuese gratuito en los institutos públicos y para crear un seguro médico general financiado por el Estado (…) A muchos los seduce este tipo de socialismo", explica Mélnikova.
Desde que Trump llegó al Gobierno, los socialistas han ido ganando, como quien no quiere la cosa, batalla tras batalla. A mediados de 2018, la 'demócrata socialista' Alexandria Ocasio-Cortez se hizo famosa en Estados Unidos tras derrotar al líder del partido demócrata Joseph Crowley en uno de los distritos de Nueva York. Crowley se había sentado en su sillón de congresista desde 1999 y se había gastado en su campaña 15 veces más dinero que Ocasio-Cortez.
La socialista había propuesto ofrecer a la población de EEUU un seguro de salud llamado Medicare del que solo disfrutan los inválidos. También prometió garantizar el acceso a una vivienda y a algún puesto en la administración pública a los trabajadores cualificados, además prohibir la venta de armas semiautomáticas. "Esas ideas no pudieron no gustar a los estadounidenses y la socialista accedió fácilmente al Congreso en enero de 2018", dice Mélnikova.
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Según una encuesta de Harris Poll, el 49,6% de los jóvenes estadounidenses querrían vivir en un estado socialista. El 57% querría que el Estado dedicase más dinero a la educación. El 73,2% está a favor de que se cree un sistema de salud público y muchos de los encuestados se manifiestan meridianamente en contra de las iniciativas de Donald Trump encaminadas a derogar el Obamacare de su predecesor, subraya Mélnikova. Esos mismos jóvenes comprenderán el 37% del electorado de las elecciones del 2020.