Para poder desplazarse, los vehículos autónomos cuentan con sistemas de inteligencia artificial que les permiten detectar los elementos a su alrededor y distinguir si se trata de personas u objetos. En base a este 'input', luego pueden predecir el comportamiento de lo que se ubica en el entorno, lo que permite el desplazamiento sin mayores inconvenientes.
La escala Fitzpatrick se usa para definir el fototipo de una piel determinada, es decir, su sensibilidad frente a la radiación solar. Va desde el tipo I —pálido, no se broncea y se quema siempre al sin protección con el sol— hasta el VI —el más oscuro, que difícilmente se quema al contacto con el Sol—.
El comportamiento sesgado, dice el estudio, "aparece en imágenes grandes de peatones, e incluso aumenta cuando se remueven a los peatones oclusionados", es decir, aquellos que aparecen cubiertos por otros objetos o personas, o que se ven parcialmente. Estos últimos son "casos difíciles ya conocidos" para los detectores.
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Además, los científicos concluyeron que la situación de desigualdad se mantiene con otros elementos como el momento del día (por la iluminación). Sin embargo, es posible mitigar este sesgo con cambios en el aprendizaje de las máquinas.
Una situación para nada nueva
No es la primera vez que la discriminación racial se cruza con la tecnología. Recientemente, hubo polémicas por la caída en la precisión de identificar el género de una persona a través del sistema Rekognition, la herramienta de reconocimiento facial de Amazon.
Por otra parte, Rekognition también estuvo en el ojo de la tormenta al identificar erróneamente a 28 miembros del Congreso estadounidense con imágenes en bases de datos de arrestos. De estos, un 40% eran personas con la piel más oscura, en contraste con el 20% que representan en el Parlamento, según la Unión Estadounidense de Derechos Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés).
En el momento del nacimiento de otras tecnologías anteriores también se presentó el mismo sesgo. Un ejemplo son las películas fotosensibles de fotografía a color, que representaban de manera poco fiel a las pieles más oscuras. Esto se debía a que estaban calibradas para retratar a personas blancas, y las personas más oscuras aparecían con poca definición.
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Kodak, el mayor productor de películas, solo realizó cambios cuando las industrias de golosinas y de mobiliario se quejaron que los tonos marrones aparecían mal representados en las fotos, como recuerda una nota de The Guardian.