Este 12 de febrero el presidente brasileño dejó la unidad de cuidados semi intensivos y pasó a un apartamento del hospital Albert Einstein de Sao Paulo; desde allí trabaja ocasionalmente. Sin embargo, desde hace más de dos semanas su Gobierno está paralizado porque Bolsonaro no ha delegado tareas.
Al parecer, no confía en su vicepresidente. Aquí algunas claves para que entiendas por qué:
Mourao ha realizado declaraciones opuestas a las de Bolsonaro
En ese entonces Bolsonaro acusó a China de ser un "predador que quiere dominar sectores cruciales de la economía" de Brasil, y logró las felicitaciones del Gobierno de EEUU, quien en diciembre celebró la postura del presidente.
No obstante, Mourao apaciguó las aguas y dijo que "a veces el presidente tiene una retórica que no condice con la realidad. China no está comprando Brasil, porque nadie puede comprar al Brasil", dijo el vicepresidente en relación al hipotético distanciamiento con China varias veces insinuado por Bolsonaro.
Respecto a la flexibilización de los requisitos para la tenencia de armas —reforma que Bolsonaro promovió como solución para acabar con la inseguridad— Mourao aclaró que: no lo ve "como una cuestión de combate a la violencia", sino "apenas y exclusivamente como el cumplimiento de una promesa de campaña".
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Mourao puso en duda la capacidad del ministro de Relaciones Exteriores de conducir la política exterior
Hay un enfrentamiento no disimulado entre el vicepresidente y el canciller, Ernesto Araújo. Durante la internación de Bolsonaro, el 31 de enero Mourao recibió al embajador palestino Ibrahim Alzeben y contradijo la posición del mandatario acerca del traslado de la Embajada de Brasil en Israel de Tel Aviv a Jerusalén.
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Otro de los temas en los que han manifestado posiciones contrarias públicamente es sobre una posible instalación de una base militar estadounidense en Brasil, decisión tomada en solitario por el presidente y el canciller.
En una entrevista con la televisión SBT, Bolsonaro comentó que deseaba permitir una base militar de EEUU en Brasil para contrarrestar la influencia rusa en Venezuela. No obstante, la idea fue desestimada por militares de alto rango del Ejército brasileño, entre ellos el vicepresidente. Asimismo, el ministerio de Defensa de Brasil, por medio de su portavoz, declaró que "el presidente no discutió" el asunto de la base militar con ellos.
Mientras el presidente continúa con su retórica agresiva, Mourao aporta moderación y ofrece entrevistas a los medios atacados por Bolsonaro. Según las crónicas de los periodistas que lo entrevistan, el vicepresidente ofrece una imagen opuesta a la de Bolsonaro, siendo accesible, amable y menos beligerante, analizó el periódico argentino Perfil.
Mourao incluso se ha reunido con el Sindicato de Metalúrgicos del ABC, el mismo que lo vio nacer políticamente al expresidente Lula da Silva (2003-2011)y donde se refugió antes de entregarse para ser llevado a la cárcel en abril del año pasado.
Sin embargo, Mourao no es el interlocutor político elegido por Bolsonaro, estos son Onyx Lorenzoni y Gustavo Bebianno, jefe de la Casa Civil y secretario de Gobierno, respectivamente, según Perfil.
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Vale señalar que el vicepresidente también se mostró solidario con Da Silva cuando dijo que era una cuestión humanitaria que la Justicia le diera permiso para salir de la cárcel e ir al funeral de su hermano. El 30 de enero de 2019 el juez Dias Toffoli, del Tribunal Supremo Federal de Brasil, autorizó que el expresidente salga temporalmente de la cárcel para participar en el velorio, pero la decisión llegó cuando ya se estaba realizando el entierro.
"Lo que puede verse de las diferencias entre Bolsonaro y Mourao es que no se trata apenas de diferencias ideológicas, existentes y que ya fueran señaladas, sino de un intento manifiesto del vicepresidente de construir su propio espacio de poder", concluye el análisis de Perfil.