La decisión del Gobierno de Canadá de destituir el 26 de enero a su embajador en China, John McCallum, se toma en un momento en el que Ottawa se encuentra en medio de la batalla de dos grandes potencias —EEUU y China— por la extradición de Meng Wanzhou, la directora financiera de la empresa electrónica china Huawei.
"Ese despido ha puesto patas arriba la estrategia de Ottawa de superar las tensiones con Pekín", ha explicado Colin Robertson, exdiplomático y actual vicepresidente del Instituto de Defensa y Asuntos Exteriores de Canadá, al periódico canadiense GlobalNews.
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"El Gobierno de Canadá ha decidido traicionar a su cónsul. [McCallum] debería estar contento de que lo hayan liberado de sus cadenas", asegura al periódico canadiense Global News John Higginbotham, cuya carrera diplomática se fraguó entre Pekín y Hong Kong. Señala que a Canadá le irrita que le estén presionando desde EEUU y desde China.
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Los mismos medios señalan que la destitución de McCallum obedece a los esfuerzos canadienses de no mostrar que se decantan por China y no por Estados Unidos.
"Supongo que el embajador canadiense no estaba del todo al tanto de las dimensiones del juego que se llevan entre manos (…) Por eso no esperaba ni esa reacción ni las consecuencias de sus declaraciones. Desde el Gobierno canadiense entienden, a nivel del primer ministro y de gabinete, lo que sin duda está sucediendo con las relaciones entre EEUU y China", explica a Sputnik Ígor Shatrov.
"El despido del embajador solo puede empeorar la imagen de política exterior de Canadá. Canadá sirve a los intereses políticos de Estados Unidos, interactuando con Estados Unidos para frenar el desarrollo de la compañía de telecomunicaciones avanzadas de China, frenando así el crecimiento continuo de China ", agregó el experto.
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China por su parte ha recordado que la destitución de su embajador "es un tema interno de Canadá" y que China no lo comenta.