"Por falta de alternativas los jóvenes se encuentran sumergidos en situaciones altamente conflictivas y de no rápida solución, violencia doméstica, feminicidios —qué plaga que vive nuestro continente en esto— bandas armadas, criminales, tráfico de drogas, explotación sexual de menores y de no tan menores", dijo Francisco a obispos centroamericanos antes del comienzo de la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá.
"Duele constatar que en la raíz de muchas de estas situaciones se encuentra una experiencia de orfandad fruto de una cultura y una sociedad que se fue desmadrando, hogares resquebrajados, tantas veces con un sistema económico que no tiene como prioridad la persona y el bien común y que hizo de la especulación su paraíso desde donde seguir engordando a costa de quien sea", agregó.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo, América Latina es considerada la región más violenta del mundo, ya que el 39% de los fallecimientos ocurren por homicidios.
La gravedad de este fenómeno ha hecho que 18 países latinoamericanos modifiquen sus leyes para sancionar el feminicidio: Costa Rica (2007), Guatemala (2008), Chile y El Salvador (2010), Argentina, México y Nicaragua (2012), Bolivia, Honduras, Panamá y Perú (2013), Ecuador, República Dominicana y Venezuela (2014), Brasil y Colombia (2015), Paraguay (2016) y Uruguay (2017).