"Brasil aún es una economía relativamente cerrada, cambiar eso será uno de los compromisos de nuestro mandato", aseguró el mandatario en su primer discurso en Davos, su primera aparición como presidente de Brasil ante la comunidad internacional.
Bolsonaro prometió aprobar "las reformas que el mundo espera de Brasil" así como invertir con fuerza en la lucha contra la corrupción y en la seguridad.
"Queremos que el mundo restablezca la confianza en nosotros", proclamó, sin hacer menciones a medidas concretas muy esperadas por el mercado financiero, como la reforma del sistema de pensiones o los paquetes de privatizaciones.
Respecto a la política internacional, afirmó que el sesgo ideológico "dejará de existir" y que Brasil se alineará con las prácticas que promueve la OCDE y trabajará en favor de una reforma de la OMC, para eliminar "prácticas desleales" de comercio.
A pesar de las promesas en materia económica, Bolsonaro empezó su discurso en un tono marcadamente político.
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Aseguró que Brasil atravesaba una profunda crisis "ética, moral y económica" y que él consiguió ser elegido con una campaña electoral muy barata y tras haber sido "injustamente atacado".
"Nuestra misión ahora es avanzar en hacer compatible la protección del medio ambiente y el desarrollo económico", dijo el presidente brasileño en un breve discurso, donde también remarcó que Brasil es "el país que más preserva el medio ambiente".
"Los que nos critican tienen mucho que aprender de nosotros", aseguró el líder ultraderechista, remarcando que apenas el 9% del territorio del país se destina a la agricultura y el 20% a la ganadería.
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