Según datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés), en la primera mitad de 2018, Brasil ocupó el noveno lugar en la lista de los países más atractivos para los inversores. Tan solo un año antes ocupaba el sexto lugar del ranking.
Según declaró a Sputnik el experto Vinicius Rodrigues Vieira, miembro del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Sao Paulo, el Gobierno de Bolsonaro tiene todo lo necesario para hacer el país más atractivo para los inversores extranjeros, pero eso no significa que las medidas económicas del nuevo mandatario serán exitosas.
El analista explicó que China ha sido el principal inversor en el país suramericano durante los últimos años, sin embargo, los socios chinos de Brasil miran con "cierta inquietud" al nuevo Gobierno. Vieira recordó, en particular, que el candidato a la presidencia visitó la isla de Taiwán —cuya independencia no es reconocida por Pekín— en el marco de su campaña electoral.
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Las críticas hacia China "pueden tener graves consecuencias para la economía brasileña, que acaba de salir de la peor recesión en la historia" en caso de que adopte una postura agresiva, como la de Donald Trump, reza un artículo publicado recientemente en el periódico China Daily.
"El propio Donald Trump dice que es necesario invertir en las infraestructuras de EEUU, de modo que entre las prioridades de Washington está el aumento de las inversiones internas", explicó el experto brasileño.
Pero, ¿cómo puede Brasil evitar la dependencia de China y EEUU? Según indicó el economista, para esto, el Gobierno de Bolsonaro tendría que diversificar la colaboración con distintos países.
"Y ni siquiera se trata de la política económica. Es una cuestión de la política exterior", indicó.
"No me importa y me parece lógico establecer vínculos con las llamadas 'democracias occidentales', que tienen el capital necesario para las inversiones extranjeras", afirmó.
Rodrigues Vieira concluyó diciendo que el nuevo Gobierno de Brasil no debe olvidar que "sigue siendo un hecho que la frontera del capitalismo global se mueve hacia el Oriente, hacia el Sur global [un término que se refiere al conjunto de países en vías de desarrollo]".
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