"Tenemos muchas esperanzas en la transición al proceso político activo, que consiste en la formación de una comisión constitucional, la creación de la Constitución, el desarrollo de un mecanismo para la adopción de esta Constitución, e incluirá un mejoramiento de la situación en Siria ", dijo Shoigú.
Según el ministro, la implementación de la Resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU está tardando demasiado, a pesar de que ahora estén dadas todas las posibilidades para su implementación.
Pedersen asumió el nuevo cargo el pasado 7 de enero, convirtiéndose en el cuarto diplomático en siete años que intenta encontrar una solución a la crisis siria.
El enviado especial anterior, Staffan de Mistura, finalmente no pudo lograr la creación de la Comisión Constituyente para Siria.
Pedersen durante la reunión con Shoigú destacó el papel de Rusia en el proceso de paz en Siria y lo catalogó de "crucial".
"Espero establecer relaciones de trabajo fructíferas con usted en beneficio del pueblo sirio", destacó el enviado especial de la ONU.
Además, Pedersen declaró que el conflicto sirio no tiene una solución militar.
El diplomático dio las gracias a las autoridades rusas por el apoyo que brindan a los esfuerzos de la ONU para la solución del problema sirio.
"Estoy muy agradecido por el apoyo a la ONU, a mi persona y a mi mandato como enviado especial para Siria", afirmó.
El el encuentro con Shoigú, el enviado especial dijo, entre otras cosas, se debatieron asistencia humanitaria y en particular, el campamento de refugiados Rukban.
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Pedersen añadió también que antes este 21 de enero mantuvo una reunión con el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto armado en el que las tropas gubernamentales se enfrentan a grupos armados de la oposición y a organizaciones terroristas.
Según datos de altos cargos de la ONU, unas 400.000 personas perdieron la vida en las hostilidades en Siria.
La solución del conflicto se busca en dos plataformas, la de Ginebra, bajo los auspicios de la ONU, y la de Astaná, copatrocinada por Rusia, Turquía e Irán.