López asistió al festival de cine y música Kustendorf que tiene lugar en Drvengrad, el pueblo artificial construido por el director de cine serbio Emir Kusturica para su película 'La vida es un milagro'. El actor aparece en la película italiana 'Lazzaro felice (Lázaro feliz)' que ha ganado reconocimiento en el festival.
— ¿Qué es lo que más le gusta de Kustendorf y de Emir Kusturica?
— Me encantan muchas cosas en Kusturica. Me encantan sus películas, es decir, la visión de la vida que está presente en ellas. Es un gran director, sus películas tienen ideas y no se limitan a entretener al espectador. Tiene una visión política del mundo, de los seres humanos y su propósito de existencia. Lo que más me gusta de Kusturica es… todo.
— ¿Es verdad que el director anunció una cooperación con usted?
— Sí, la anunció, y es por eso que les pido a las personas que lo oyeron presionarlo para que no se olvide del catalán, que me ponga en la agenda y que me dé un trabajo en la próxima película. Estoy bromeando. Todo depende de él, por supuesto, y yo no puedo decir "sí" sin leer el guion.
— ¿Dónde se encuentra hoy el cine europeo? ¿Está más cerca de Hollywood o del cine oriental?
— Usted es de Cataluña ¿Cuánto afectan las circunstancias políticas en su país al arte y los artistas?
— Bastante. Afectan a todos los artistas, no solo a los actores, sino también a los escritores. La gente en la calle habla mucho sobre lo que está sucediendo en Cataluña, sobre política, y creo que eso es bueno porque es necesario hacer preguntas. La política no es solo trabajo de políticos, la elite política, sino también trabajo de la gente común. Las personas no deben cerrar sus ojos ni sus oídos.
— ¿Tiene el arte el poder de cambiar las cosas?
— Como un hombre que viaja mucho, ¿cómo ve las tensiones globales entre el Oriente y Occidente, Rusia y Estados Unidos? Parece que estamos constantemente avanzando hacia la Tercera Guerra Mundial. ¿Habrá paz en el futuro o habrá tiempos difíciles?
— Creo que esta es una pregunta muy compleja. Los seres humanos tienen la capacidad de empatía mutua, pero las cosas funcionan de manera diferente en el caso de personas separadas y de ideas que están un poco por encima de ellas, como el Estado o la nacionalidad, que la gente defiende.