"No comentamos la operación de las fuerzas policiales de los países miembros de la Unión Europea", se limitó a decir Margaritis Schinas, el portavoz de la Comisión Europea, el principal órgano ejecutivo de la UE.
Los manifestantes, que visten chalecos amarillos fluorescentes, protestaban en un principio por el alza en los precios de los combustibles y los impuestos, pero luego sus reivindicaciones se extendieron a otras demandas sociales y políticas, incluyendo la dimisión del presidente francés, Emmanuel Macron.
A las protestas contra Macron se unieron también los estudiantes y liceístas.
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Los chalecos amarillos denuncian el uso de la fuerza excesiva por parte de la policía contra los manifestantes.
Las movilizaciones del 5 de enero congregaron a unas 50.000 personas en todo el país, de acuerdo con los datos del Ministerio del Interior.
En París salieron a la calle unos 4.000 manifestantes, según el periódico Le Monde.